miércoles, 9 de septiembre de 2015

Un mundo árido de mañanas interminables

LA DONCELLA


Audre Lorde



Una vez, yo fui mortal
junto a un océano
que tenía los nombres de la noche
pero el primer hombre vino
con su trineo de fuego
impulsado por el sol

Fui transportada
hasta el hueco lunar para una virgen
condenada a iluminar
un mundo árido de mañanas interminables
que espantan a la misma luna
Por dondequiera que corrí
en busca de algún camino a casa
la mañana había bifurcado
los ríos horrendos
que anidan evaporantes en el lecho espumoso
de mi madre mar.

El tiempo forzó la luna
hasta empreñarla
y me encontraron mortal
junto a un cráter
recitando
la mar de nombres de la noche.

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