lunes, 29 de agosto de 2016

No hay manera de emprolijar el cuerpo

EL AMOR ES UN TORO MECÁNICO DEL QUE NADIE SE BAJA CON ELEGANCIA



VALERIA TENTONI




Una atracción de feria
abandonada,
desafiando la intemperie.
Todos se paran frente al toro y se dicen
Yo puedo con él. Todos, sin excepción, confían
en sus talones
y se montan a la violencia eléctrica
de su lomo. Confían todavía cuando el movimiento
se inicia,
como si una mano poderosa e invisible
echase una ficha al aparato
sin previo aviso.
El clic metálico se recorta en el sonido,
una topadora minúscula
derribando
al silencio de un empujón. Entonces todo comienza, y ya
no hay manera
de emprolijar el cuerpo, esa forma
de la que antes creíamos tener dominio y que ahora
se nos revela
como si hubiese estado esperando su turno
comiéndose las uñas
desde que le pusieron nombre.
Si yo fuese un ratón
preferiría
perder mi cola en la trampa
antes que mi queso.
Una y otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario