lunes, 29 de agosto de 2016

No hay manera de emprolijar el cuerpo

EL AMOR ES UN TORO MECÁNICO DEL QUE NADIE SE BAJA CON ELEGANCIA



VALERIA TENTONI




Una atracción de feria
abandonada,
desafiando la intemperie.
Todos se paran frente al toro y se dicen
Yo puedo con él. Todos, sin excepción, confían
en sus talones
y se montan a la violencia eléctrica
de su lomo. Confían todavía cuando el movimiento
se inicia,
como si una mano poderosa e invisible
echase una ficha al aparato
sin previo aviso.
El clic metálico se recorta en el sonido,
una topadora minúscula
derribando
al silencio de un empujón. Entonces todo comienza, y ya
no hay manera
de emprolijar el cuerpo, esa forma
de la que antes creíamos tener dominio y que ahora
se nos revela
como si hubiese estado esperando su turno
comiéndose las uñas
desde que le pusieron nombre.
Si yo fuese un ratón
preferiría
perder mi cola en la trampa
antes que mi queso.
Una y otra vez.

domingo, 28 de agosto de 2016

Nacer es un largo trabajo violento

A VECES ME SIENTO CON MI MADRE.



A veces me siento con mi madre en la puerta
a ver pasar los coches
y el aire de la tarde
conversamos de nuestras pequeñas esperanzas
nuestras mutuas traiciones
o mirando nubes
descubrimos
un camello
una fuente
un espacio de verdad poderoso.
Vamos, hijo,
me dice antes de salir
y no olvides traer la pena
ella es una persona torpe
a quien la vida le ha tomado el pelo
entre nosotros
íntimamente
confiamos en la melancolía.
Me han pasado cosas en la vida
milagros, mezquindades, música
sin embargo
en esos momentos
sé que no he nacido
nacer es un largo trabajo violento
afuera del silencio de mi madre.



Alejandro Schmidt

viernes, 26 de agosto de 2016

Ninguna palabra puede ser arena

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Una palabra dice pez
otra dice mar
ninguna palabra puede ser arena
para durar la palabra debe ser
como una esmeralda
o un ojo de un tigre
o una medalla antigua
o como un talismán
y entonces se puede dejar el cuerpo
con el deseo furioso
de ser nuevamente
una palabra
que se hace secar al sol.

viernes, 19 de agosto de 2016

Sólo una loca pudo enamorarse de un muro

LA ENAMORADA DEL MURO - Estela Figueroa
I
La enamorada del muro
no sabe cómo es el muro.
Pero seguro siente su humedad
cuando ha llovido.
Su aridez
en tiempo seco.
La enamorada del muro
depende del muro.
A él se aferra.
Si el muro cae
ella se desparrama
como una cabellera sin cabeza.
A veces es tímida
y cubre sólo la base
como una mujer arrodillada
que abrazara las piernas de un hombre.
Y a veces —qué deseo
y qué orgullo caben en ella—
cubre no sólo el muro
sino toda la casa.
II
Todo amor nace
a partir de una pequeña confusión.
Nadie puede decir con certeza
si es el muro el que sostiene a su enamorada
o es la enamorada
la que sostiene al muro.
Y todo amor crece
a partir de pequeñas carencias:
la enamorada del muro no florece.
Tampoco el muro.
III
Visto desde afuera
la impresión general es de una gran belleza.
¿Pero quién puede alejarse para mirar
cuando está enamorado?
El muro no ve el hermoso conjunto.
Ve pequeños tentáculos
que se clavan en él.
La enamorada ve el muro descarnado.
“Él es el hueso que me da forma.
Yo soy la carne que le da vida.”
IV
Vampiro en el jardín
Ningún jardinero
la recomendaría.
La enamorada del muro
tan pródiga con el muro
tiene un rol muy cruel en el jardín.
Está en su naturaleza apropiarse
de toda la humedad del terreno.
De modo que mientras ella se expande
y se demora tiernamente en el abrazo
las otras plantas mueren.
¿Qué puede importarle?
Una mujer enamorada es capaz
de atravesar sin ver una ciudad bombardeada.
Los ojos fijos en los labios de su amor.
No hay culpa
en la pasión.
“No permitiré que nada
ni nadie
te haga daño
amor mío.”
En sí misma
Sólo una loca pudo
enamorarse de un muro.
Un muro no habla.
No escribe cartas.
No florece.
Cubierto totalmente por las hojas
deja de ser visible.
Hasta se puede dudar de su existencia.
“No es eso
hija
lo que te enamora.
No es el muro.
Es tu esplendor.”

domingo, 14 de agosto de 2016

Yo hierbo chauchas ballina

Juana Bignozzi



mientras mis colegas escriben los grandes versos de la poesía argentina
yo hiervo chauchas ballina
señora me dijo el verdulero ni anchas ni finas pura manteca
también me dedico a otras alegrías la exposición sobre las guerras de brigadier y su época
ni un alma mirando
afuera la gente pasea al sol en puerto madero
sin saber que en la sala
los mapas las modas las costumbres
la magnífica sangre que pintó bernaldo
podrían explicarles quiénes son
y estamos sólo nosotros
entre ingenuos y esnobs
casi todo me ha sido robado
pero la cocina y sus nobles productos y el viento de tormenta aún sin desatar
entre la brutalidad de las nuevas costumbres sociales
y un cierto exceso de papel impreso
tengo yo también un exceso de propiedad
desde mi ventana
este viento de comienzos de la noche
y la cúpula del congreso
siguen siendo míos
rodeada de creadores que oscilan
entre la jactancia y la humillación
no digo soberbia
porque es un pecado mayor de almas mayores
rodeada de treintañeros que se vuelven cuarentones cincuentones
y se colocan en el umbral técnico de la vejez
suelo creer que me rodea gente a la que alguien contó una historia
en la que no entraba la jerarquía del escenario
la nitidez de la palabra
ni la respuesta a la eterna pregunta
¿quién soy yo en este oficio
y en éste mi espejo?
los grandes poetas escriben sin el corazón
los frívolos sin el alma
los triunfadores narrativos sin el pensamiento
los magísters de jóvenes
los que aspiran al lugar del privilegio
que abandonan los lúcidos sin ideología
y un mínimo grupo de solitarios sin música
con el gran sueño de una clase un líder un país
leo siempre en las poetas invocaciones a la madre
y vengo a excusarme a decirte que aún hoy
ya casi en el final
no sé qué protección esperar más que
los mitos que implacablemente me impusiste
leo en las poetas
madre del horror ampárame en tu mundo sin dolor
pero vos marcabas mi vida para la verdad
el desamparo
y yo sólo puedo disculparme y arrepentirme de no haber caído
por miserable
en todos los abismos que soñabas para mí




De Si alguien tiene que ser después (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2010)