domingo, 26 de mayo de 2019

Lamido por su lengua de sal

Desde el muro de Nurit Kasztelan


Testigo de excepción



Un mar, un mar es lo que necesito.
Un mar y no otra cosa, no otra cosa.
Lo demás es pequeño, insuficiente, pobre.
Un mar, un mar es lo que necesito.
No una montaña, un río, un cielo.
No. Nada, nada,
únicamente un mar.
Tampoco quiero flores, manos,
ni un corazón que me consuele.
No quiero un corazón
a cambio de otro corazón.
No quiero que me hablen de amor
a cambio del amor.
Yo sólo quiero un mar:
yo sólo necesito un mar.
Un agua de distancia,
un agua que no escape,
un agua misericordiosa
en que lavar mi corazón
y dejarlo a su orilla
para que sea empujado por sus olas,
lamido por su lengua de sal
que cicatriza heridas.
Un mar, un mar del que ser cómplice.
Un mar al que contarle todo.
Un mar, creedme, necesito un mar,
un mar donde llorar a mares
y que nadie lo note.


Francisca Aguirre

Entre árboles que no la aman y la sombra de muchos padres

Margareth Atwood


Esencia del gótico



Te muestro a una joven que corre de noche
entre árboles que no la aman
y las sombras de muchos padres

sin senderos, sin siquiera
migajas o piedras blancas
bajo una luna que nada le dice.
De verdad dice: Nada.

Cerca hay un hombre
que afirma ser amante
pero huele a saqueo.
¿Cuántas veces tendrá que decirle
que se mate antes de que lo haga?

De nada sirve decirle
a esta joven: Hay alguien que te cuida.
Hay aquí una habitación segura, aquí
hay comida y cuanto necesitas.

No puede ver lo que tú ves.
La oscuridad avanza hacia ella
como una avalancha. Una caída.

Quisiera dar un paso, entrar en ella
como si fuera no un puesto vacante
sino un destino,
dejando tras ella su cuerpo
arrancado, arrugado como una manga.

Yo soy la vieja
que aparece siempre en historias como ésta,
la que dice: Regresa, querida.

Regresa significa el sótano
donde lo peor aguarda,
donde están los otros,
donde puedes ver
cómo te verías de muerta
y quién lo desea.

Entonces serás libre
de elegir. De abrirte
camino.



En The door (La puerta). Traducción de Adriana Díaz Enciso.