sábado, 16 de octubre de 2021

Sus centros son las heridas de los clavos, desiguales y profundas

Alemana y chipewawa LOUISE ERDRICH (1954) que creció en Wahpeton, Dakota del Norte, y pertenece al clan de la Montaña Tortuga Azul del pueblo chipewa.




ÁVILA

Hermana, ¿te acuerdas de nuestra cueva de piedras,
cómo entrábamos en ella huyendo del calor blanco de las tardes,
masticando las semillas, tramando martirio tras martirio
cada uno más cruel que el último?
Te quitaste el pelo castaño de la cara,
y cantaste Pax Vobiscum al soldado imaginario,
un leopardo sobre la barca de Ignacio.
Ahora te veo acercarte a mí, descalza como los pobres,
mientras florecen los ciruelos silvestres.
Sus centros son las heridas de los clavos,
desiguales y profundas. Las lanzas del cielo
colocadas en punta a lo largo del sendero que tú eliges
apartándome.

Querida hermana, como la montaña crece del aire,
como el pozo de agua fresca
se hunde en el opresivo mar,
como surge el castillo piedra a piedra en el interior,
aún te quiero. Pero eso, al fin y al cabo,
no es más que el amor de un hermana por su hermana,
y Dios no tiene nada que ver con todo esto.




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TRES HERMANAS

Arlene llevaba en el cuello los ojos de un hombre viejo.
Porcelana rayada, descolorida
por la lejía caliente de su respiración.
Dalona cabalgaba el amor como barco en un viento ligero.
Las velas de su cuerpo se abrían de sólo tocarlas.
Nadie era capaz de negarle paso franco, puerto seguro.
Thedda, la más joven, callaba como una campana.
Las blancas espinas de su silencio traspasaban los arbustos
y donde ella se ponía la hierba dejaba de crecer.
Un año, las tres hermanas abandonaron sus habitaciones
con un balanceo como el de las rosas que empapelaban las paredes.
Caminaron, bien crecidas, hacia el corazón del poblado.
Los hombres jóvenes rompieron sus ojos dentro de los ojos de piedra de ellas
y sus largas lenguas cantaron
en las aturdidas llamas de sus bocas.
Era finales de agosto en el año interminable de la sequía.
Se abrió la baraja y tres hombres echaron suertes
para casarse con las hermanas, los seis juntos en una gran casa.
La noche de bodas el viento se alzó en un ramo de cristal.
Las nubes descendieron al vivo calor.
Amarramos nuestros perros.
 
Algunos juran haber visto una rueda de baile relampagueante en el patio.
Hacia el atardecer sentimos un peso de plomo en los huesos,
salimos, y recibimos en la lengua las primeras, fugaces gotas de lluvia.
 
LAS CHICAS LEFAVOR

Todo el otoño las ciruelas negras
se desprendieron y cayeron de las ramas.
Nosotras recogimos su dulzura
y la sellamos en frascos
que llenaron las alacenas y el sótano.
De noche nos metimos bajo las sábanas, cargadas
de mucho más de lo que los brazos pueden llevar por sí mismos,
y soñamos que sin nuestras blusas
en la represa, el agua tibia
venía del fondo para llevarnos.
Esa estación el sueño nos creció alrededor
como si de los muros
cayera una nieve espesa y formara
otros cuerpos, y las voces
de los hombres que se derritieron en nosotras,
y los niños perdidos buscando su casa.
Tras las prolongadas lluvias y la tierra desnuda
nos dirigimos a las barreras del viento.
Las blancas coronas en los ciruelos
llenaban las gargantas púrpura del iris.
Yacimos en el pasto,
las abejas bebían en lenguas
y ya crecía el quebradizo zumbar de las langostas
en el rojo trigo.
De nuevo el año completó su círculo, los hombres
llegaron tocando a la puerta de los campos
rebosantes de semillas oscuras
y la costra chamuscada de la montaña
se pobló de girasoles.
Doradas aún, nos aproximamos a los segadores.
De brazo en brazo nos condujeron en vilo hacia el poblado.
Nos sacamos los vestidos, soltamos nuestras cabelleras, oh entonces
la abundancia venía a raudales
en la cara de año próximo.
Nos mantuvimos en el viento,
nuestros cuerpos se abrieron
y la nieve comenzó a caer.
Cayó y cayó hasta cubrir el mundo,
hasta que alzó más allá de los límites de lo que se puede conocer.

 
LA GENTE EXTRAÑA

Los antílope son gente extraña... bellos de mirar, y tramposos.
No confiamos en ellos. Aparecen y desparecen;
son como sombras en la pradera. Debido a su hermosura,
a veces los hombres jóvenes siguen a los antílopes
y se pierden para siempre.
Incluso aquellos que consiguen regresar
nunca vuelven a estar en sus cabezas.

Pretty Shield, Escudo Bonito, curandera crow,
transcrito por Frank Linderman, 1932.
 
Toda la noche soy la cierva, respirando
su nombre en el campo helado,
con el pequeño rocío de su nombre
siempre a la deriva frente a mí.
Y él ha escuchado de nuevo
y yo ardí tras él, la antorcha
inunda mis ojos con fuego azul;
en mi pecho el corazón estalla
como una piedra caliente.
Arrojada después como un fardo
en la caja de su pickup,
limpio de mi boca
la espuma de la muerte,
me siento, riendo
y chillo desde mi veloz sepultura.
Encerrada en el garage,
cuando él afila su cuchillo
y cree tenerme, así nada más,
vengo a él,
flaca y gris,
a través de las balas que entran y se disuelven.
Me instalo en su casa
tomando café hasta el amanecer
y me retiro
mientras la escarcha enrojece la tapa de los cubos
a gatas retorno a mi cuerpo espectral.
Adormecida en los limpios pastizales, el día entero
sueño con el único que realmente me pudo lastimar.


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La traducción que presentamos fue tomada de la versión original.
Traducción del inglés y nota: Hermann Bellinghausen
http://www.jornada.unam.mx/2004/10/18/oja90-erdrich.html

viernes, 10 de septiembre de 2021

Bajo el mismo algarrobal mansas confidencias que el río Tejar se lleva

 

POEMAS DE OHUANTA SALAZAR

Por Gabriel Gómez Saavedra |

No se puede tener recuerdos sin haber sido niña o niño, y alimentado los sentidos y el monte del espíritu para la decodificación del mundo que llega con la adultez. Mundo que nunca termina de gotear el cúmulo de significaciones con que se aclaran los ojos.

Ohuanta Salazar desgrana una voz vitalista que parte y sueña desde su niñez, y la introduce a un mapa lírico poblado de espejos, donde cada imagen trae un golpe de conciencia, ataviado de personajes, climas y esencias desaparecidas. Todos estos golpes son contundentes, a tal punto que se les podría otorgar nombres propios pero, además, tienen la capacidad de salirse del intimismo de la autora  e interpelar la construcción de la propia historia del lector.

El yo poético nos hace oír las voces sobre voces que forman la cáscara del fruto de la memoria, pero sin caer en la dispersión o en un coro cantando al unísono, sino dándoles  a todas su razón de ser para exponer los lugares que la sociedad y sus estructuras le imponen a sus portadoras y portadores: “Normita y el camino, / tabacales de un lado y del otro, / allá al fondo, su casa. / Ella limpia otra y cuida  / otros hijos, lejos y casi nunca / habla de los suyos. Tengo cinco, me los cría la abuela en El Carmen / pero nunca les falto para los cumpleaños”. Toda esa música de la memoria traída por Salazar cabalga en un bote donde la rítmica es depurada a tal punto, que el viaje que ofrece se hace tan cercano como el de nuestra propia sangre.

RANDAS

La Randa es un tejido artesanal de punto que se realiza en Monteros, Tucumán.

Su enseñanza se trasmite de generación en generación.

Manos de abuela

enseñan, enlazan 

hilos en la barra.

Paciencia, la malla

la abuela explica

será una flor

hilo a hilo

en el bastidor, extendida

como rosa de los vientos.

Esta hebra por arriba.

Hija de hija

se hace nudo

y la abuela desanuda.

Esta hebra por debajo

porque sí,

desde siempre se hizo así.

Abuela, patrona del bastidor

sumisa de su hombre

padre de padre,

nieto de nieto

sometedor de hembras y diaguitas

interrumpe.

Y ella, mujer, acude

la nieta, hilo pendiente,

nudo ansioso.

Paciencia, la trama

la abuela explica

también es nieta de nietas

tejedoras del primer Tucumán

obligadas colonas de estos valles

porque siempre así

se formaron las flores.

Este hilo por debajo.

Bajo el mismo algarrobal

mansas confidencias 

que el río Tejar se lleva.

Este hilo arriba.

Pétalo a pétalo

entretejidas

abuela y nieta.

(Inédito)

BESOS Y PELLIZCOS 

El ómnibus la deja en la ruta,

Normita y el camino,

tabacales de un lado y del otro,

allá al fondo, su casa.

Ella limpia otra y cuida

otros hijos, lejos y casi nunca

habla de los suyos. Tengo cinco,

me los cría la abuela en El Carmen

pero nunca les falto

para los cumpleaños.

Este mes los visita y anda

hablando y juntando cositas.

El más grande, no sé de cómo,

me ha salío inteligente,

la más chica, viera usté, de bonita.

A veces, plancha y llora

con la telenovela.

Normita camina, sol, tierra y perros

apura el paso, cuidando

sus bolsas: ropitas usadas,

autito sin puerta,

muñeca pelo anudado y cinco alfajores

nuevos.

Se alegra, llegando.

¡La mama ha vuelto, la mama ha vuelto!

Gritan y corren, brazos abiertos

y ella, cubriendo sus bolsas

me las van a tirar, changuitos

y cinco besos y cinco

pellizcos.

Desde el fondo, abuela, distingue

vidriosos los ojos, casi sonríe, 

pucha, otro plato.      

Y agüita

para waschar el guiso.

(Inédito)

MIS ABUELAS

Una de mis abuelas tiene

fotos de Evita y de La Difunta Correa,

me gusta mirarlas.

Ella le cuelga flores o medallitas

y dice que eran santas.

Mi otra abuela, no

porque no le gusta Evita

y dice que de santa no tenía nada

pero que yo soy muy chiquita

para escuchar por qué.

Ella tiene cuadros hermosos

de los que no cuelga nada

y ojos azules,

anda peinada y pintada

porque es maestra.

Mi otra abuela, ojos marrones,

usa ruleros y un pañuelo

por la mugre de la casa

y me hace mate cocido.

La otra, leche con chocolate.

Mis dos abuelas son igualitas

cuando se tapan con crema la cara

antes de dormir

y en la mesa, calladas siempre

que el abuelo habla.

(Inédito)

ALOJITA CANTADA    

La aloja es una bebida dulce y fresca hecha con vainas de algarrobo. Bebíamos la versión sin alcohol cuando éramos chicos.

En ese algarrobo sabía haber un pajarito

dele cantar y cantar,decía abuela.

Las vainas en el agua y ella

revolvía  contándole cosas

que no escuchaban el abuelo ni la suegra,

después endulzaba y así alojaba

su aloja riquísima,

frescura en las siestas. 

La mejor ¿quenó?, preguntaba

es la música de las semillas,

aloja cantada, decía.

Ahora abuela en cama olvida

los días, los nombres

pero recuerda hacer su aloja.

Los hijos le traen vainas y abuela

ojitos nublados mira sin ver,

las acerca y escucha,

estas semillas no están entonadas, se enoja

y grita palabras que nunca dijo antes.

Nadie le avisa de la pacha vendida

ni del cerco ni del dueño del algarrobo.

Los nietos, ladrones en la siesta

le traemos las semillas.

Abuela las escucha y sonríe.

Entonces  mueve los brazos, imagina

y revuelve  una olla invisible

le canta, le cuenta en voz baja y endulza

su alojita cantada.

(Inédito)

MI MAMÁ NIÑA

I. LOS CHOCLOS DE LA ABUELA PETRONA

La abuela de mi mamá parecía

vieja desde siempre y era bajita, bajita,

tenía cara triste y muchos santos

que vestía con ropa limpia.

En la mesa, antes del primer bocado,

nombraba a algún muerto de la familia:

“hoy es el aniversario de la muerte

del abuelo del tío abuelo Secundino,

Dios quiera y diosito también,

lo tengan donde lo tengan”.

A veces el cuarto de la abuela Petrona parecía

llenarse de choclos y desde la cama,

llamaba a los nietos para cosecharlos.

Cerca de la ventana estaban los choclos morados,

en el ropero los amarillos

y los blancos gorditos, favoritos de la abuela,

estaban por todos lados.

Mi mamá niña y sus primos llevaban

una bolsa, grande, grande

y a veces dos, cuando la cosecha era abundante.

“Allá debajo de la cómoda” y mi mamá niña

estiraba el bracito hasta encontrarlo y llevaba

el choclo a la bolsa que dos primos sostenían

abierta.

Los más altos acercaban el sillón

para juntar los que colgaban de la araña 

o arriba del ropero,

“se están dejando unos ahí, changuitos”,

mi tío Emito-niño siempre encontraba

los choclos difíciles.

“Muy bien, ya está”, decía Petrona

y terminaba la cosecha.

Mi mamá niña y sus primos

se acercaban a la cama y esperaban

que su abuela les acariciara

el cabello a cada uno

y que prometiera, justito antes

de cerrar los ojos,

que al día siguiente se iba a levantar

tempranito, tempranito

a rallarlos para la humita.

(Inédito)

CICLOS DE COYUYA   

Creciendo rompe su piel

se muda de amores

camisa de miel,

coyuya.

Aún frágil y blanda

despide su cáscara

transparente.

Sueña el azul del Aconquija

pero el macho cantor

la hechiza.

No chirria ni canta

da sus ninfas a la pacha

y muere enamorada.

(de la antología Autores de Pilar)

TETA 

I

Mi hermano era bebé y pedía

teta cada tres horas pero

a mamá y a papá

se los habían llevado en un camión

y cada vez que él lloraba, mi abuela Porota

le cantaba “arrorró changuito,

mamá vuelve en un ratito, mamá vuelve en un ratito”.

Mi hermano Seba se dormía

con canciones inventadas

y agua de mazamorra.

II

Mamá debajo de la capucha no entendía

dónde estaba y tampoco sabía

responder preguntas a golpes

pero pudo contar el tiempo con la leche

que le brotaba del pecho cada tres horas.

Cuando hubo silencio escuchó coyuyos

y no entendía si soñaba o era cierto,

raros coyuyos en otoño que cantaban 

en una noche estrellada y mi hermanito

acunado en ese canto mientras la luna

hermosa y redonda daba la teta.

III

Los tiraron en la ruta,

les sacaron las capuchas

pero la noche cerrada los dejó

igual de ciegos, ni luna ni estrellas

esparaban su regreso.

La oscuridad no terminaba nunca,

caminaron cansados, adivinando

cañaverales cerca o cerros a lo lejos

y por fin vieron lucecitas, dos faros

del primer ómnibus del día aún

sin pasajeros. Mis papás corrieron

esperanzados y el chofer se apuró a arrancar

porque esa zona era sospechosa

pero reconoció a mi mamá y los alzó

sin preguntar nada ni cobrar boleto,

quizá recordó a mi abuela Porota

guiando su mano de niño, enseñándole

sus primeras letras y llevando

la Sabín Oral en sulky hasta su rancho

donde no llegaba ningún médico.

(Inédito)

NIÑOS DEL BANDO VENCIDO

Los niños que nacimos en el bando vencido

del lado vencido del mundo

necesitamos una tía María Rosa

que se tome muy en serio la alegría

porque los padres del bando vencido

están ocupados con la tristeza.

La tristeza de este bando

siempre tiene razón.

Pero los niños del lado vencido del mundo

también queremos armar trincheras

aunque nunca podamos repetir esa palabra

ni en el colegio ni en la plaza ni con los vecinos

y saber dónde queda ese lugar “exilio”,

o qué magia hizo desaparecer al tío, desaparecido,

aunque nunca nunca podamos repetir esas palabras

ni en el colegio ni en la plaza ni con los vecinos.

Cuando los niños del bando vencido

crecemos con estos adultos tristes

del bando triste y del lado triste del mundo,

requetenecesitamos una tía María Rosa 

que nos enseñe a guardar esas palabras tristes

que no hay que repetir nunca nunca re mil nunca

en el fondo triste del canasto de los juguetes

y nos lleve en los días soleados

a chupar cañas de azúcar y a comer uvas de la parra

aunque comer frutas sin lavar esté prohibido

y en los días lluviosos

a escondernos en trincheras de almohadas 

y cantar palabras contentas de María Elena

Walsh aunque también estén prohibidas.

Todos los niños que nacimos en el bando vencido

del lado vencido del mundo

requetemilnecesitamos una tía María Rosa

para nunca nunca tener miedo

a la oscuridad

o a las palabras

ni en el colegio ni en la plaza ni con los vecinos

y ser por un rato niños del bando feliz

del lado feliz de la tristeza del mundo.

(de la antología Bardos y Desbordes II, 2019)

DIMINUTIVOS I

Yo tenía 13 años, Normita 16 y me llamaba

“doñita” como a mi mamá aunque ella

también era madre.

Me contaba de cuando iba a la escuela

pero había tenido que dejar porque

el hijo del patrón la visitaba  y entonces

Normita se puso con la panza y su tata

la llevó con la abuela que era muy buena

porque no le pegaba.

Como esa vez que la maestra

mandó una nota y su mamá

que no sabía leer pero entendía

que era algo malo, la castigó con la ojota,

“changuita opa”.

Todo porque  Normita dijo

“Maestra tengo que í al baño” y se orinó.

La abuela le enseñó a hablar bien

“permisito pa’í al baño”

y por suerte Normita aprendió

a pedir chiquito.

(Inédito)

GORDA

Mi cuerpo engordó

y no es mío.

Es de los tipos de la esquina

“¡Goordaa dejá los postres!”,

deciden, gritan, se quejan.

Mi culo desbordó los asientos

y es del pibe de la butaca de al lado

“gorrda”, codea, se enoja

Mi cuerpo con pañuelos,

verdes, “gooorrda abortista”

deciden, gritan, se quejan.

Pero a Él le gusta

que no le quepa en las manos

estruja, cachetea y festeja

el movimiento mientras se hunde,

“culo rico”, gordita, gorda.

(Inédito)

VIA CRUCIS

¿Quién fue?

Preguntaba mi maestra

levantando el dedo

recorriendo las caritas del aula

como cuando dictaba prueba,

sólo su taco y el lápiz.

El dedo era el miedo de todos.

Ella sabía de miedos.

¿Quién fue?

Preguntaba mi papá

cerrando el puño.

¿Quién fue?

Pregunta mi jefe.

¿Quién fue? 

Pregunta Dios

y ya lo sabe

pero igual disfruta.

(Inédito)

MANZANA

Jamás fue una manzana
la de Adán, la de Newton, la de Turing.

Sí fue una manzana

la de Magritte, que supo

que el manzano sabe:

el hombre nunca cae lejos de él.

(de la antología Bardos y Desbordes II, 2019)

Imágenes: Evi Tártari

*

Ohuanta Salazar (San Miguel de Tucumán, 1975)

Publicó el libro de relatos Patios de Obanta (2017)Participó de las antologías poéticas: Homenaje a Nicanor Parra (2018), Bardos y Desbordes II y Autores de Pilar (2019). 

*

Evi Tártari (Tucumán, 1990)

Se especializa en el campo de la fotografía y las artes visuales. Es Licenciada en Artes Plásticas y Técnica Universitaria en Fotografía por la Universidad Nacional de Tucumán.

Trabajó en gestiones culturales como Ibatina, Encuentra, Casa Managua, Charco (espacio experimental de artes visuales), Taller C de la Facultad de Artes de la U.N.T.

Participó en instancias de formación y exhibición individuales y colectivas, como la Feria Virtual “Otra Feria de Arte” (Bs. As.), “Mercado de Arte” ( Tucumán), “Residencia de creación escénica NOA TUC” (Jujuy),  “Sistemática y Seductora” Residencia de investigación sobre Bienales de Latinoamérica (Brasil).

Entre otras distinciones, recibió el primer premio en el XLIII Salón para el Ámbito Nacional Fotografía en el Museo Provincial Timoteo Eduardo Navarro y el primer Premio en el Salón XIX Carlos María Navarro en la categoría fotografía.

Se formó con referentes locales y nacionales como Carlota Beltrame, Geli González, Marcos Figueroa, Gabriel Varsayi, Claudia Fontes, Guillermina Bustos, Jorge Sepúlveda, Valeria Junquera y Solana Peña.

Realizó publicaciones en torno a la fotografía en revistas como DIXIT (Tucumán), Revista Bex (Bariloche) y Gran Angular: Antología de producción fotográfica en Tucumán.

Actualmente integra como jurado el proyecto “Anuario Fotográfico” de la agencia APA: prensa alternativa (Tucumán), y se desempeña como asistente técnica audiovisual y docente de fotografía para el Ministerio de Educación de Tucumán.

https://eviconstanza.wixsite.com

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Que tire la primera piedra la persona que haya deconstruido el amor romántico en una totalidad 100%

 

MAGAZINE

23 MARZO 2020
SOLO TENGO POESÍA AL ALCANCE

Lia García

HEMOS DE HABLAR ALGÚN DÍA, LAS HIJAS DE LA TERNURA

Y dolerá
Dolerá tanto como el eco de nuestras voces, duele.
Porque nuestra voz se irá, pero el eco, ¡nunca más!
¡NUESTRO ECO, NUNCA MÁS!
Quisieron enterrar nuestros huesos y no sabían que somos voz.
¿Escuchas nuestro dolor?
¿Olfateas nuestra historia?
¿Te asusta el mar cuando anochece?
¿Puedes mirarte a través de nosotras aún con toda la rabia que sientes sin siquiera cruzar palabras?
Enséñame tus dientes, también tus garras, este mundo necesita nuestro filo
Pero no olvides que también se muestra la herida
La herida siempre al centro para enternecer los caminos
Deja de mostrarte al mundo de esta forma y muéstrate hacia dentro.
Deja que hable tu propia rabia y ven, que en realidad eres tú y si te acercas más a tu propio temor, entenderás que tus lágrimas son todas las historias de TERNURA que nos/les negaron a las tuyas, que también son las mías, las nuestras, las de ellas, ellas y nosotras que aclamamos justicia, memoria, dignidad Y TERNURA RADICAL CONTRA TODA CALAMIDAD
Hemos de llorar siempre, las hijas de la TERNURA
Y escucha bien, porque nuestras lágrimas también son nuestra resistencia alada, esperando el misterio del azul.
Soy todos y cada uno de los nudos que habitan mi garganta
y no tengo miedo, porque así como se aprende a tejer, también se aprende a en-redar
Hoy puedo des/atar un mar de ternura en cada gota de sal.
Lloremos, llora, llorarán, lloro, y vuelvo a llorar mucho ante la TERNURA, porque invoco la caída del cielo con mi lamento nocturno ¿lo escuchas en tus latidos?
¿A qué mares te ha llevado mi canto?
Vengan a mi hermanas del cielo más nublado, nosotras que caminamos con la mirada hacia arriba con el anhelo firme de que el cielo se caiga al suelo y el asfalto se haga un cálido mar donde nadar entre fantasías de sirenas, lobas marinas, y la emoción infinita de la primera vez frente a la inmensidad de lo profundo que en realidad es todo el llanto de quienes despertamos y nos decimos con profundo sentimiento
ESTE ES OTRO DÍA PARA SOÑAR
SI ES QUE HAY SUEÑO
O UN DESPERTAR.
¡que falta nos hace un mar en este terrible asfalto gris!
El cielo en el suelo inundando todo el dolor que nos viste y a la vez nos reclama a quienes parimos la ternura sin tiempo, sin forma, y con el alma al revés.
Que lluevan nuestros corazones hermanas por más nublados que se encuentren porque la ternura nos hará justicia una noche llena de estrellas brillantes que nos haga sonreír, cerrar los ojos y querer saltar de una en una mientras nos inventamos todos los nombres que quisimos tener y nos negaron
Mientras saltamos entre ellas con toda esa ropita que quisimos ponernos a escondidas para sentirnos con nosotras mismas.
Lloremos a la ternura mientras nos contamos historias bonitas, de esas que llenan de miel un día gris
Tendidas en la cama
Contemonos con té, historias con-movedoras
Que nos hagan habitarnos y escuchar el llamado del puchero
Lloremos la ternura cuando exponemos nuestros ojos frente a lo que nos dijeron que no existía y de pronto, existe y resiste.
Se siente, se acaricia, se abraza, se honra, se recuerda, se encarna, rasga, pesa, desnuda, golpea
pero transforma y trasciende

EL TEMBLOR SIEMPRE SE ESPERA CON TERNURA
NUNCA SE PREVIENE.

Hemos de hablar algún día las hijas de la ternura
Y lloro cuando escribo esto
porque aún estando tan caídas
tan abajo
tan/erroristas del error
seremos ese recuerdo tierno que se esconde en el abrazo de las otras a quienes hemos dejado atravesadas con esto que somos.

UNO DE LOS TEMORES MÁS TEMIDOS DE LA HUMANIDAD ES

ENTERNECER.

***

Mantra mañanero II. SERPIENTE                                                                                                             
Hay que parir siempre a la serpiente interior sin ningún temor, pues todxs en este sendero de agua, tierra y desierto llamado vida segregamos toxicidad, el veneno interior, y no hay que temerle a la fragilidad de nuestra peligrosidad, hay que probar el veneno interior para entonces trascenderlo y sabernos fuertes, incendiaras y guerreras ante la peligrosidad de nuestros contextos.
En nuestro sendero afectivo hemos llegado a ser o podemos llegar ser letales. Herimos, atravesamos, y espantamos; hemos asfixiado más de una vez y nos han asfixiado. Somos una contradicción afectiva que viene y va entre el deseo, el miedo, la ira y la resiliencia de nuestros tiempos…Nos hemos arrastrado con velocidad ante la catástrofe de nuestros territorios, nos hemos enredado con fuerza a la imposibilidad y resistimos; nuestra extrañeza nos ha hecho ser temidas, nos tienen miedo porque no tenemos miedo…Qué sería de este mundo, temidas serpientes, sin la poderosa y sublime posibilidad de cambiarde piel, trascender-se, transmutarse, transformarse una y otra vez, dejando retazos de piel por el camino, de emancipaciones efímeras y contradictorias, de tempestades y caídas dolorosas, vestigios de piel que alimentan la tierra, vestigios de piel que quedan en el camino para las otras como evidencia del peligro, de la propia búsqueda del veneno interior, como testimonio de que ahí donde se siembra el peligro, también crece lo que te fortalece…

Lia, 2018.

***

Responsabilidad afectiva es:
-No hacer sentir a tu compañerx que es difícil, complicado o incomodx por amar de una u otra forma. Cada unx tiene un modo personal de sentir y compartir(se). Ojalá nos hubieran enseñado a abrazar todas las formas de demostrar el afecto y no solo esta forma totalmente binaria entre «es muy intensx» o «no es expresivx» Ojalá nos hubieran enseñado a no sentir vergüenza por ser de una u otra forma. ¿Por qué tratamos de moldear al otrx a nuestros intereses y deseos? ¿Por qué no podemos simplemente ponerle palabras a nuestro sentir sin exigir? Todas las relaciones tocan las heridas por más «libres» que sean.
El amor, en vez de ser un padecimiento inútil podría ser una pedagogía de la transformación amasada colectivamente, un encuentro más que un desencuentro, un espejo roto en muchos cachitos para vernos de distintas formas. Abrámonos sin miedo a nuevas formas de amar, dejémonos amar, amemos camaleónicamente y a nuestro tiempo.
Continuará….

***

Alguna vez hasta mi propia madre llego a decirme que no llorara, que en este ir y venir llamado vida, las mujeres fuertes no lloraban…y ni que decir de la secundaria donde «llorar era cosa de niñitas o maricas» más tarde, me encontré con mujeres como yo que han transicionado y que piensan que llorar es para las débiles…o que solo se llora en casos de extremo dolor… Más aún en un contexto histórico que así nos ha construido, cómo débiles y devotas del sufrimiento. Pero soy honesta, no hay acto más revolucionario que desnudarse emocionalmente y llorar y llorar… Cada vez que lo hago y me miro en el espejo, me libero y veo a una mujer plena, fuerte y muy orgullosa de mostrarse también desde lo que duele, angustia y perturba, esa también soy yo… LARGA VIDA A LAS ORGULLOSAS Y VALIENTES CHILLONAS…

***

Domingo, 3:22, línea 2 del metro: Me encantaría detener el tiempo y poder conversar con las personas que miran con extrañamiento mi cuerpo en los espacios públicos… Quisiera llevarme todas las preguntas que se hacen, y responderles…, Dejar atrás tanto absurdo social que nos separa a las personas. Hace unas semanas ese fue el inicio de la intervención afectiva con mis compas del grupo 1F de la secu 192… Pedí que miraran mi cuerpo sin temor y que formularan todas sus preguntas… Después les dije que si alguien deseaba tocarlo, podíamos consensuar… La trabajadora social me miró con unos ojos que intentaban callarme, fuertes ojos «de pistola»… Sin embargo pudimos sentirnos… Esos son mis procesos… Nada sin mi cuerpo…

 

***

Quitarse las máscaras. Mos-trarse. Conocer-se y dejarse conocer. El afecto lo puede todo, hacernos permanecer, por ejemplo. SIN FISURA NO HAY RELACIÓN. Esta es mi mantra. ??

***

Que tire la primera piedra la persona que haya deconstruido el amor romántico en una totalidad 100%…Que bien esta ser críticxs de este día y su historia, más sus acciones capitalistas, consumistas, patriarcales, sus representaciones… Pero ¿quien no pasó por ese canal antes de esta nueva postura?, ¿quien nació 100% deconstruidx? y ¿quién ha terminado ese proceso ya? Hasta en nuestros espacios de resistencia-disidencia más radicales hay celotipia, telenovelas mexicanas… Dramas… Pleitos…Aceptamos la contradicción y aprendemos desde ahí… No temamos caer en tentación, ¿A quien no le latió el corazón?… Esto también es parte de la postura afectiva, vivirse en proceso…Yo sí sonreí cuando se besaron dos bellezas afuera de la secundaria cercana a mi casa esta mañana… ¡Autogestión afectiva e invitación consciente a otras posibilidades, más no obligación!

 

Lia García (La Novia Sirena)
Pedagogía del arte y feminismos (Facultad de Artes y Diseño UNAM)

Lia García (La Novia Sirena), 1989, nació en la Ciudad de México. Estudió Pedagogía y Artes Visuales en la Unviversidad Nacional Autónoma de México. Es activista y defensora de los derechos humanos de las personas trans*. Sus proyectos artísticos se han centrado en construir puentes afectivos entre la experiencia trans* y el espacio público por medio de la performance y la poesía expandida en multi/verso y cuento.