febrero 24, 2021 9 poetas chilenas nacidas en los 80´s
9 poetas chilenas nacidas en los 80´s | América Merino
9 POETAS CHILENAS NACIDAS EN LOS 80´S | por Gabriela Paz Morales Urrutia
Maridaje poético de un espacio llamado Chile
A la hora de conformar una selección de autoras por país, ¿Qué se busca exponer por medio de la poesía?, ¿un panorama poético georreferenciado?, ¿una perspectiva?, ¿una memoria?, ¿una escena?, ¿un tipo de resistencia? O más allá de eso, ¿Qué permite agruparlas? ¿compartir un tramo de tierra?, ¿un legado?, ¿la jerga? O, en este caso, ¿Será sostener la palabra Chile escrita sobre el pasaporte? El instrumento que comanda el ensamblaje que se presenta en este texto no es más que ese, depurado según el gusto de quien escribe en búsqueda de búsquedas, sumado al sesgo de la segmentación de una década decidora para tal territorio. A continuación una reducción de voces diversas que en su conjunto podrían destilar sabor a frontera, o todo lo contrario.
Poetas chilenas nacidas entre los años 1980 y 1989, fecundadas en dictadura del régimen militar de Augusto Pinochet, paridas en dictadura, que fuesen niñas en un país de “fresca libertad”, adolescentes bajo el yugo neoliberal, hoy adultas, que poetizan para urdir en lenguaje propio, un algo. Y tal vez esa dicción, en fricción con otros asomos personales, tenga sabor a límite, a identidad, a entereza poética; por más disimiles que sean las voces que se expresan, talvez, una sobre otra, decanten en una gota con el sabor de un país.
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Antecedente
“Como mujer, no tengo patria. Como mujer, no quiero patria. Como mujer, mi patria es el mundo entero”
Virginia Woolf
La poética femenina chilena ha sido pobremente reconocida en su tierra, siendo escasamente antologada, menos reconocida. De hecho, como antecedente se puede mencionar que sólo 5 de 54 premios nacionales de literatura han sido entregados a mujeres en el país, sólo 1 a una poeta, a Mistral en 1951, 6 años después de ganar el nobel. De más está decir que las poetas chilenas distan de un traspaso glorioso de fronteras, aunque a la quimera chovinista le encantase lo contrario, lo más sincero sería decir que, a pesar de ganar el nobel, escasamente se conoce a Gabriela Mistral en el extranjero. Y que a las actuales “consagradas” como Elvira Hernández, Carmen Berenguer, Cecilia Vicuña, Teresa Calderón, o Rossabetty Muñoz, se las conoce aún menos. Y no es por falta de merito o talento, habría que averiguar qué aspectos interceden en la estructura de una fama literaria, pero no es el objeto de este artículo, como sí lo es su motivo: dar a conocer las voces de jóvenes mujeres poetas de dicho país, las cuales en su amplio espectro trazan una espesura interesante de observar, ya sea con el objeto de encontrar accidentes geopoéticos comunes o para aventurarse en pensar en cuáles de ellas traspasarán en mayor medida su localidad, entendiéndose el potencial de foraneidad como un logro. Es decir, un hit poético mediático sería dejar de ser país. Lo que también habría que definir, pero tampoco es el motivo de esta nota.
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El poema de Chile
“Escribir no es imponer una forma de expresión a una materia vivida. La literatura está al lado de lo informe, de lo inacabado… Escribir es un asunto con el devenir, siempre inacabado, siempre en curso, y que desborda cualquier materia vivible o vivida”
Gilles Deleuze
Tras la muerte de Gabriela Mistral quedó una importante pieza poética inacabada. Su última compañera de vida, Doris Dana, enfrentada a la caudalosa obra sin concluir que obsesionó a la poeta, buscó a un grupo de colaboradores para que la ayudaran a recopilar, ordenar y aventurarse a terminar el material de Mistral. “Durante los últimos veinte años de su vida tuvo una preocupación continua: escribir poemas sobre toda suerte de asuntos relacionados con su país: cantar sus plantas, animales, los ríos, el mar, los lugares y sensibilizar los problemas del campesino y la reforma agraria; escribir para ella estos poemas no fue un afán literario sino una necesidad vital. El frecuente recuerdo de su patria la movía a escribir lo que evocaba. Y cada vez que algún chileno la visitó o en las cartas que escribía a sus connacionales, solicitaba información de algún nombre, la descripción de un animalito o de una planta, con un afán apasionado por penetrar el ser mismo de la historia natural de Chile y de todos los problemas de su tierra. Otro valor tuvo la elaboración de estos poemas: la hacían volver a Chile, más que recordarlo, y en esta vuelta a través de la poesía, se encontraba con su pasado, con su infancia en Montegrande; en estos romances de POEMA DE CHILE” Prologó, Dana.
El hecho de que la narración poética sobre Chile quedara inconclusa en manos de Gabriela Mistral se extrapola de preciosa manera a lo citado con anterioridad de Deleuze, dando cuenta de una profunda coherencia literaria por parte de la poeta, enfrentada a la imposibilidad total de construir un país desde la poesía, ya que ésta por su propia condición de desborde sería incapaz de definir algo de manera finita y qué cosa es más finita que un pedazo de tierra voluntariamente limitado por humanos ¿se puede hablar entonces de poetas de un país, si ese país no puede ser definido poéticamente? o incluso ¿existe un país para la poesía?
Tal vez para responder, habría que buscar a las poetas de un país bajo el método mistraliano; es decir, buscar a las poetas como quien busca distintas especies, encontrar así a las poetas hierbitas, a las fieras, a las poetas históricas, a las sureñas, a las poetas telúricas, a las vulneradas, a las poetas pájaras, para que en su variedad acompasada nos reciten de qué va su país, si es que éste existe.
AMÉRICA MERINO
(Viña del Mar, Chile, 1983) Ha publicado el libro de poesía Fractales (Editorial Cuarto Propio, 2015), la plaquette Y serán las estrellas, selección y traducción de poemas de la escritora italiana Antonia Pozzi (Ediciones del Trueno, 2020) y fue parte del equipo de edición y corrección de estilo del libro España mía, Portugal mío, del poeta chino Huang Yazhou (The Earth Culture Press, 2019). Posee textos publicados en antologías y revistas literarias en España, Italia, Estados Unidos, México y Argentina. Cursó el programa de Literatura en el Istituto di Lingua e Cultura Italiana Galileo Galilei, en Florencia, Italia, especializándose en Dante Alighieri, Giuseppe Ungaretti y Antonia Pozzi. Ha participado en diversos encuentros de Poesía y recitales de su obra, entre los que destacan: The Americas Poetry Festival of New York (Estados Unidos, 2019), Spanish and Latin American Voices in Oxford (Universidad de Oxford, Inglaterra, 2018) organizado por Oxford Writers House y Liberoamérica, Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México (México, 2018), Feria Internacional del Libro del Zócalo (México, 2017), Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica y el Caribe (Cuba, 2017), The Poet`s Passage del Viejo San Juan (Puerto Rico, 2017), Festival de Poesía Latinoamericana de Bahía Blanca (Argentina, 2015) y el Coloquio de Poesía del siglo XX (UNAM, México, 2014). Obtuvo la Beca de Creación Literaria por su proyecto Fractales, otorgada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (2012). Ha obtenido la Mención de Honor en el Premio Nacional Juegos Literarios Gabriela Mistral dos veces (2008 y 2013). Fue becaria del Taller de Poesía de la Casa- Museo La Sebastiana, Fundación Pablo Neruda (2004) e integrante del Seminario de Reflexión Poética de la misma fundación. Directora de la Revista Cultural Llave de Sol de la Universidad Técnica Federico Santa María, Sello Editorial USM. Actualmente prepara su segundo libro de Poesía, además de la traducción del libro Parole, de Antonia Pozzi.
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—No hables de la belleza
Quebrantarla se traduce en sed
no beber agua hasta morir
no observar el cielo nunca más
apretar fuerte los puños y resistir el golpe
de las olas.
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Nada
Ni siquiera un violonchelo que deja de sonar.
El movimiento es terrible, la oscuridad del universo
y la luz que se refleja en las pobres esferas.
El camino de regreso hace morir hacia adentro,
…….desde adentro…….y de otro lugar a éste.
He robado una piedra de la tumba de mi padre,
de ese hombre que por años creí que lo era,
y ahora se convierte en uno más, después de haber muerto de tristeza.
Me recosté un segundo
…….sobre su cama…….y vi el mar.
Veo también cosas antiguas, las reconozco —no son mías, nunca fueron propias—
pero la costumbre que sentí por ellas ahora me llega a conmover un poco:
el compás, los libros que ya no caben en el viejo armario,
…….todo el océano en una caracola…….y la nota que no terminé de escribir.
Todos tratan de seguir el mismo paso de las cosas: cierran los ojos,
pero de ella, de ella nadie sabe nada:
…….si existe, si ya se fue, o si todavía no aparece.
Mi ciudad está dibujada por un error de cartografía,
yo estaba ahí tan sólo de paso.
Desde lejos y desde arriba se ven mejor las cosas: nadie más ha muerto.
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Y sin embargo, algo nos eleva, algo nos salva
la música de las utopías, quizás, el viento.
No creerás en las santas señales
vas en dirección opuesta:
el mundo es un oleaje
atravesado por largos reflejos, sin fondo.
Inundado en calma
como si lograras descifrar qué hay del otro lado
escribirás sobre el curso de las estrellas, sobre la belleza o la verdad
y traerás de regreso algo invisible
extraviado hace años en una honda fisura.
Cuando envejezcas
sabrás por qué es necesaria la Poesía
en tiempos aciagos.