ES TARDE, ES TARDE…
I
Aprisa, aprisa,
Mis alas, mi traje para soñar
¡Quiero partir!
Aprisa, aprisa,
¡Que muera yo y viva sólo mi existir!
Que me cieguen los ojos,
Que me ensordezcan los oídos,
¡Quiero partir!
Aprisa, aprisa,
Destrúyanme este cuerpo,
¡Oh, libérenme de mi!
II
En su recorrido interminable
En un interminable futuro,
El tiempo se anula
Y se multiplica.
Entre la saudade
Y la ansiedad
Escindimos nuestra vida,
Entre dos márgenes
Y una ilusoria línea de horizonte
Nos olvidamos
Del origen,
Que es la fuente…
III
Mientras haya tiempo por ordenar
Dividir y condicionar,
Todo es correr,
Todo es esperar.
Atrás de ti voy inquieto,
Tiempo,
Más sé que me detengo
Sólo en aquel instante en que termina
El principio de donde vengo.
En la casa de los espejos
PASAR AL OTRO LADO DEL ESPEJO
I
Sobre pasar el frío de sí mismo,
Arrancar los ojos definitivamente
Y dejar que en las órbitas vacías
Se vivifique la luz,
Más allá del espejo inmóvil,
Sólo espejo…
Es necesario que se pierda la mano y quede sólo el gesto,
Que del andar no quede más que el paso
Y que de cada voz quede el timbre,
Oh, sin palabras, sí,
Que sea sólo un canto ya sin música
Y todo un solo amor
¡Que sólo sea!
II
Continua es mi partida
Hacia el regreso.
El espejo que yo cruzo
Tiene doble cara,
Nunca me indica
Qué lado sobrepase.
Si sólo un espejismo
En el que se encuentra,
No sé si es a él
O sólo imagen
Que mi ser enfrenta…
III
Dejen que quede el brillo frío
Del pensamiento que se interpone,
Que el agua y la conciencia
No son la misma cosa.
-Que una refleja
En la otra se proyecta-
Y la muerte queda en medio
Entre lo que está horriblemente más acá
Y lo que misteriosamente más allá
Se imagina.
Traducción de Miguel Ángel Flores
Estos poemas fueron tomados del libro Antología de la Poesía Portuguesa. Contemporánea, publicado por La Cabra Ediciones y CONACULTA en 2010, México D.F.