Francisca Pérez Morales: selección del poemario Taenia
Francisca Pérez Morales (Santiago, 1998) Joven poeta chilena, ha logrado desde temprano importantes reconocimientos como el primer lugar en el Tercer Concurso de Poesía Juvenil de la Fundación Pablo Neruda, 2015. Fue también Becaria en el taller de la misma Fundación al año siguiente. Mención Honrosa en el concurso Roberto Bolaño, categoría poesía, año 2016. En la actualidad se encuentra estudiando Licenciatura en Lenguas y Literatura Hispánica en la Universidad de Chile
A continuación los dejamos con la segunda parte de su poemario Taenia
ESCOLEX
V. Usted no puede ver
cuando le abrazo la boca del estómago
con mis segmentos
un niño le aprieta las rodillas
su hueso se parte de repente en una playa.
VI. Usted nos llevó a una de esas playas
donde todo es doloroso
me sacaste los broches del vestido
que se derrama en las olas
te enterraste en cada ojo
las puntas de una crisálida de plata.
VII. Usted me compró un espanta cuco
que no tenía pilas
abrir la base y poner doble A
Abra bien los ojos
Abra bien las piernas.
VIII. Una sola noche pude verla en sueños
la vi caer en el intestino grueso
tenía mil rostros
y todos se parecían al mío
subimos por la tráquea
nos gusta
la huella amarga del café
reposamos un tiempo
bajo las cuerdas
intentamos cantar una canción de cuna
IX. El padre nos expulsa
la casa de carne entra en emergencia
nos llevan a una sala muy blanca
convulsiones
el pez de la recepción tuerce la cara
luz negra
espejos que no reflejan baños
la cama es plástica
las manos que nos rozan son de metal.
X. Salir del padre
soñar que uno nace
soñar que se es niño
mi deseo siempre fue
salir del vientre de algún hombre
el padre no detiene sus contracciones
que se clavan en mis oídos
en mi cráneo que se abre paso
por entre sus músculos
un brazo atorado en el esternón
desde afuera se escucha
el roce de los poliedros
romper la matriz
abrir huesos
rasgar pulmones
reventar órganos falsos
tomar la ternera por los cuernos me dices
tomar al cordero por las costillas
arrugarse en la baldosa
planaria
difuminarse en una lámina
de hierro estéril
el torrente sanguíneo me lleva
madre escucha de aquí nadie sale
ni siquiera puedo sacar las ventosas
para respirar
asomar mi cabeza
por el agujero de su ombligo.
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