LA LLAMA
Asistida por mi alma antigua, por mi alma primera al fin recobrada, y por tanto tiempo perdida. Ella, la perdidiza, al fin volvió por mí. Y entonces comprendí que ella había sido la enamorada. Y yo había pasado por la vida tan sólo de paso, lejana de mí misma .Y de ella venían las palabras sin dueño que todos bebían sin dejarme apenas nada a cambio. Yo era la voz de esa antigua alma. Y ella, a medida que consumaba su amor, allá, donde yo no podía verla; me iba iniciando a través del dolor del abandono. Por eso nadie podía amarme mientras yo iba sabiendo del amor. Y yo misma tampoco amaba. Sólo una noche hasta el alba. Y allí quedé esperando. Me despertaba con la aurora, si es que había dormido. Y creía que ya había llegado, yo, ella, él... Salía el Sol y el día caía como una condena sobre mí. No, no todavía.
*
María Zambrano (Vélez, Málaga, 1904 - Madrid, España, 1991)
de Diotima de Mantinea en Hacia un saber sobre el alma, Madrid, Ed. Alianza, 1989 (p. 197)
de Diotima de Mantinea en Hacia un saber sobre el alma, Madrid, Ed. Alianza, 1989 (p. 197)
No hay comentarios:
Publicar un comentario