Adrienne Rich | Vuelvo de estar con vos...
martes, 27 de octubre de 2020
Ellos todavía controlan el mundo
domingo, 25 de octubre de 2020
Tal vez nunca germinen más vida que la nuestra
viernes, 16 de octubre de 2020
¿No informa al extraviado que lo suyo es naufragio, sin atenuantes?
Usted, el de la garganta toda roja de bufanda
Ernesto Aguirre (De La bragueta del almirante, San Salvador de Jujuy, 3 Ramones, 2015)
La poesía, digamé,
¿es máquina tragamonedas?
¿no acepta solo miradas redondas como apuestas?
La poesía
¿es karaoke?
¿no canta letras de todo lo que suena?
La poesía ¿es Banco de Acción Social?
¿no es el poema una tómbola de letras?
¿no es impredecible la palabra a la cabeza del sorteo?
¿y las diez primeras?
el monto del premio ¿no es imprecedible?
La poesía
¿es el faro del fin del mundo?
¿no informa al extraviado que lo suyo es naufragio,
sin atenuantes?
La poesía,
¿es casa de Gran Hermano?
¿no muestra a sus inquilinos en las íntimas miserias
de la diaria convivencia?
La poesía,
¿es televisión digital?
¿no transmite imágenes de alta definición?
Usted, el de la bufanda toda roja de garganta,
la poesía, digamé,
¿es sedimento de pulpa que precipita
en envase no retornable?
jueves, 15 de octubre de 2020
Y a su vez
Otros animales
Paula Maffía
Qué nos diferencia
a vos y a mí de
cuando nos dormimos
juntas,
entrelazadas
las dos desnudas
ensimismadas
A nuestro calor
Qué increíble que
Una bandada de 30,
40 pájaros
Pueda cruzar el océano
Y que vos y yo
No sepamos
conciliar una coordenada,
No podamos
Pedirnos perdón.
lunes, 12 de octubre de 2020
En mis sueños era el futuro
Luciano Lamberti
Poemas
Yo pensaba en los que están despiertos
mientras los otros duermen, en los vigilantes,
en los que sostienen al mundo cuando nadie
lo ve, y el mundo corre el peligro de esfumarse.
Ellos no duermen, tienen los ojos blancos y el corazón
sintonizado en el futuro. Yo duermo
en medio de la tierra seca,
esperando al rayo desde el estómago gris de la nube
sabiendo que hay alguien velando por mí.
2-
Estaba en la tierra caliente y levanté los ojos.
Le hablé a la piedra encendida por siempre en la altura.
Le pedí: la consumación de todo lo visible,
la combustión espontánea, el granito calcinado por su beso.
¿Para qué? Para que no quede más que el amor,
la tenue sombra de un corazón desangrado,
el canto del grillo.
3-
Vos eras como el viento que atraviesa el monte.
Vos robaste la piedra encendida para que nadie se perdiera en el monte.
Eras la montaña que brama, la montaña que canta.
Vos no dejabas a nadie sin levantar una piedra
y ver el grillo. Nos llevabas a cuestas
hacia el rancho y la sombra.
Los últimos se quedaron balando y mirándose los pies.
Nos apagaste el corazón para dormir.
4-
En mis sueños traías fruta en las manos,
era el futuro. En mis sueños nos juntábamos a tu alrededor
para cantar, una luz de piedra encendida saliendo de tu corazón,
comiendo al lado de animales desnudos.
Vos venís, vos estás viniendo, se oye bramar
la tierra. Vos curás la primera herida que desfigura la cara.
Nota: Luciano Lamberti nació en 1978. Publicó Sueños de siesta (La Creciente), San Francisco / Córdoba (Funesiana) y cuentos en varias antologías.
viernes, 9 de octubre de 2020
Distinguir la necesidad del deseo