Virginia Caresani. De Formas de ser el río
IV
No hay silencio en la costa del río.
La bocina de un velero llena el aire de truenos;
la gente conversa y el día se desliza a la noche.
El agua va tomando un color violeta y es
/una cereza que devoro.
No hay silencio pero hay sosiego en esta parte
del río que es también una parte de mí.
Me siento en una mesa con dibujo de zapatos
que dice vestite como quieras.
La cereza del río va madurando y los farolitos
/vibran.
Un kayakista mete el remo como
/una gran cucharada en la sopa del río.
El rojo del cielo penetra al fin en el río y lo vuelve
/chocolate;
todo toma densidad y se compacta.
Mis pies que tocan la arena,
mi cintura en el banco
y mis manos en la mesa:
hay un aliento nuevo que exhala
/el dragón de la noche.
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