Todo hace ruido
.
Poemas de “Todo hace ruido”, de Jimena Arnolfi (Editorial Pánico el Pánico).
.
El viaje circular
.
Me arremangué
para trabajar la tierra húmeda.
Algunas plantas dieron flores
y otras no pasaron el invierno.
Yo no estoy diseñada
a la medida de mi valor.
.
.
Verde
.
Nadie lo dice pero existe
una trama invisible
que junta todas las veces que amaste
como tallitos en un bosque.
.
.
Todo hace ruido
.
A veces recuerdo
el primer deseo:
irme lejos
a un lugar que sea natural.
Creo en los ritmos tristes de la ruta
en las pequeñas fábulas
al costado del camino
en el verano atemporal
que vive mi cabeza.
Mantuve el amor
cuidadosamente:
lo que antes
me hacía reír
ahora me hace llorar.
Siempre es así
lo que no llora de un lado
llora del otro.
Me gusta ir al río
sentir el orden invisible
lo hermoso y putrefacto del puerto.
.
.
Factótum
.
Un jugador
no puede frenar la caída,
tan sólo decide su giro:
la pieza encaja o se pierde.
Siento el cuerpo incómodo.
Si hablamos de finales felices
la línea horizontal siempre se completa.
A partir de marzo, este libro que escribí durante mi embarazo y puerperio llega a las librerías. ¡Ya salió de imprenta! Releo la contratapa que escribió mi admirada Andi Nachon y me emociono otra vez. Gracias a Andi por acompañarme, su lectura es muy importante para mí. Gracias infinitas a mi querida amiga
Sara Paoletti Santochi
por el arte de tapa, por el diseño y por la fuerza. Porque si ella está todo es más lindo. Gracias a la editorial
Caleta Olivia
por confiar en mis poemas y hacer que la palabra se mantenga en movimiento. Gracias por hacer que la poesía viaje.
Comparto la contratapa que escribió Andi Nachon:
Leo este libro y pienso que Jimena nos regala poemas para acampar la supervivencia. O, mejor, para medrar y ver medrar eso que la vida reclama para sí y resta, solo, acompañar. Una proyección al futuro total, pero desde la quietud, esa dimensión particular que imponen embarazo y puerperio. Cuando se hace un paréntesis de los días propios y llegan otros días. “Soy un pequeño país tropical/ a la espera del gran tornado”, afirma la voz poética que erige este espacio. Dos tiempos que son uno y su viaje largo hacia el adelante: embarazo y la mirada volcada hacia un afuera que refleja los cambios del propio cuerpo, puerperio y la vista es atravesada por los ojos hambrientos de la hija. Monte, perros, chacra y cambios climáticos cruzados por una subjetividad en llamas: así se sobrevive entre la fiesta de las sorpresas primeras y el estado constante de emergencia. Pero “el útero es el músculo más fuerte” y, mientras la patria era carne de las políticas neoliberales y la incertidumbre, Jimena vivió la aventura increíble de ser madre y la escribió para dejar constancia. Así afirma: “Este ejército de dos al sol de la justicia es el principio de la historia”. De esta odisea, llegan sus poemas: pequeñas revelaciones como formas de estar en un mundo cambiante y peligroso donde "con furor el tiempo pasa" y "en la casa gobierna el instante". Quien cruce su campamento de supervivencia sabrá de la felicidad de recorrer este libro, pura experiencia titilante de esos días otros donde, con reverencia, nos damos a nuestras crías en dicha y temblor, como nos entregamos a todo eso que en verdad importa. Y, como Jimena sabe, “algún día, alguien dirá que hice todo mal”. Al filo de ese borde extraño, la voz poética construye su canto. Leo este libro y me gusta pensarlo hermano de ese arrullo donde consolemos y digamos, con esperanza y a sabiendas de la tormenta, “nacemos todos los días”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario