Sandra Cornejo
Corteza
Gótica, serena
con sus animales rotos, separados
en tramos, en ceniza.
Criatura perdida en su mudez,
en colores sumergidos
a un segundo
de distancia
de la luz.
Casual, sísmica fosa,
donde caer.
Su voz
oceánica, extranjera,
donde caer.
A brazadas,
gesto salvaje
de cajas y más cajas.
¿Y por qué?
¿Por qué un abrigo en el respaldo
una noche de luz?
Alarido desarmado
sin fuero
sin muralla.
Animal primitivo.
Sola,
criatura indefensa.
Sola.
Plaza de la Paja
Estos muros
medievales
fueron un resguardo.
El templo, nuestro sitio de paz.
Hemos acogido un mismo tono,
una intención común.
En la torre desnuda,
descubrimos
el modo de abrazar
lo eterno.
Dentro de las murallas
en la antigua villa
en días desapacibles,
resplandecíamos.
Esta dorada mañana,
en Madrid,
intercambiamos libros,
palabras.
Un tiempo apartado
nos convoca
al asombro primero,
al reencuentro.
A Esther Ramón
Una bellota
Una bellota
de un parque milenario
viajó conmigo en mi bolsillo
de un continente a otro.
En días asombrados,
era mi compañía y mi amuleto.
No es una bellota,
alguien me dijo luego.
¿Importa el nombre de las cosas?
Era mi bellota.
Lucía como tal en el camino.
Oso pardo
Soy doméstica
como un conejo,
solitaria como un oso pardo.
No pretendo una cueva
demasiado espaciosa.
Tal vez una jaula
donde pueda hablarte
de los animales extintos
que conocí en otra vida.
Si estuvieras,
me bastaría un penique
para contarte el mundo.
Te diría que el mejor
de los libros es el tuyo
–porque lo es–.
Nos tejería un tapiz
con berro
y jarillas.
Pero llueve en Berlín
y el gris se apaga
y acabo de llegar
tarde,
en octubre.
Sin aviso.
Fuente: Corteza, Sandra Cornejo, Editorial Prueba de Galera, La Plata, 2019.
Sandra Cornejo nació en La Plata en 1962. Es Licenciada en Comunicación Social por la UNLP, gestora cultural y poeta. Se diplomó en el Posgrado de Lectura, Escritura y Educación (FLACSO, Argentina) y, actualmente, dicta talleres de literatura. Publicó seis libros de poesía: Borradores (Cuadernos de Sudestada, 1989), Ildikó (Último Reino, 1998), Sin suelo (Ediciones Vox, 2001), Partes del mundo (Alción Editora, 2005), Bajo los ríos del cielo (Ediciones Al Margen, 2014) y Corteza (Prueba de Galera, 2019). En 2012, la colección de poesía Cuadernos orquestados, dio a conocer una selección de sus textos éditos e inéditos con el título Todo lo perdido reaparece. Poemas suyos fueron incluidos, asimismo, en varias antologías; entre ellas: Poetas argentinas, 1961-1980 (Ediciones del Dock, 2007), Poesía de Pensamiento. Una antología de poesía argentina (Endymion, España, 2015) y Antología Federal de Poesía. Provincia de Buenos Aires (CFI, 2019). Participó en el Festival Internacional de Poesía de Buenos Aires (2016) y representó a su país en el Festival ISLA (Dublín, Irlanda, 2017). Obtuvo, además, la distinción a la Labor Literaria, otorgada por Cultura La Plata, en 2016. Fue traducida al inglés y su poema Todo lo perdido reaparece fue musicalizado por la cantautora Sofía Rei. Edita, desde 2006, el sitio web Tuerto Rey (http://www.tuertorey.com.ar). Acerca de Corteza, escribe Susana Cabuchi en la contratapa del libro:
Mesura y alabanza, silencio y esplendor, acuerdan en cada poema, en cada palabra modelada por Sandra Cornejo. A su deseo, a su búsqueda, les debemos reconocernos a mitad de camino entre el aislamiento –límite exterior que impone la corteza– y el hondo trabajo espiritual –reencuentro con el otro/otra, entrega, diálogo– de una interioridad protegida por esa misma piel.
Todo acontece entre lecturas, entre ciudades de nuestro país y del mundo, con la proximidad benéfica del hijo, los poetas amados, la memoria.
Todo transcurre y llega, mansamente. Los olivares se acercan conducidos por la luz y cada piedra es una parábola encendida. Algunos versos florecen a la espera de una góndola nocturna que lleve a una isla cubierta de nieve.
Hay en Corteza profundos jardines y mañanas doradas para oponer a las sombras.
Días de viajes secretos, de alianzas, de misterios.
Tardes radiantes en Dublín, en Catamarca, en Belfast.
Días y días en Madrid, en Esquel, en Asís, en San Rafael, en Inverness, descifrando señales de un tren que se aleja.
Corteza es un espejo en el que nos reconocemos. Sandra frecuenta en él (con delicada belleza) la interrogación y el asombro, las infinitas calles abiertas al amor y a la desesperanza, a la celebración y al olvido.
Sandra, que ha nombrado la fragmentación, se reconoce indivisible y, en el dominio de su inconfundible voz poética, lo confirma:... y todo lo perdido reaparece…otra vez…porque la casa es esta. /Donde todo termina, donde todo comienza.
Foto: Sandra Cornejo. Fuente: gentileza de Sandra Cornejo.
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