Zamba de los días
El lunes te conocí,
el martes me ilusioné,
el miércoles no dormía
pensando en volverte a ver.
El miércoles no dormía
pensando sólo en volverte a ver.
El jueves me arrepentí
del entusiasmo de ayer,
el viernes me propusiste
y yo, como oír llover,
y el sábado nos dijimos
“adiós, adiós, que te vaya bien”.
Fíjense qué manera
de perder el tiempo,
día tras mes.
Paso una semana entera,
pero años pasaron diez,
hasta que un domingo de primavera
pisé el palito y me enamoré.
El lunes te respondí
en el suelo con el pie,
el martes nunca te embarques,
por eso no me embarqué.
El martes nunca te embarques,
por eso mismo no me embarqué.
El miércoles lo perdí
cambiando de parecer.
El jueves te di la mano
y el viernes te la quité,
y el sábado nos dijimos
“adiós, adiós, qué te vaya bien”.
el martes me ilusioné,
el miércoles no dormía
pensando en volverte a ver.
El miércoles no dormía
pensando sólo en volverte a ver.
El jueves me arrepentí
del entusiasmo de ayer,
el viernes me propusiste
y yo, como oír llover,
y el sábado nos dijimos
“adiós, adiós, que te vaya bien”.
Fíjense qué manera
de perder el tiempo,
día tras mes.
Paso una semana entera,
pero años pasaron diez,
hasta que un domingo de primavera
pisé el palito y me enamoré.
El lunes te respondí
en el suelo con el pie,
el martes nunca te embarques,
por eso no me embarqué.
El martes nunca te embarques,
por eso mismo no me embarqué.
El miércoles lo perdí
cambiando de parecer.
El jueves te di la mano
y el viernes te la quité,
y el sábado nos dijimos
“adiós, adiós, qué te vaya bien”.
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