La tormenta
Silvina Ocampo
(En Sonetos del jardín, dedicados a la memoria de su madre)
¡Te recuerdo en los días de tormenta!
Abrías la ventana y proclamabas
la lluvia como el árbol. Venerabas
la aparición benigna de la menta
y del trébol. La tierra distendía
espacios naranjados. Era el riego
espontáneo, económico, el sosiego
inexpugnable. Era el propicio día:
con cintas mágicas de lencería
trenzabas y enjaulabas el espliego.
Blanco destino de alacena fría
dabas a las espigas tan fragantes,
camisón y vestido veraniego,
hilo de sábanas dulcificantes.
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