sábado, 1 de abril de 2023

Corríamos desnudas por los caminitos del campo

 Corríamos desnudas

por los caminitos del campo, nuestros cuerpos
se rozaban blandos y el viento
se abría para que corramos livianas.
El mundo era algo abstracto que cada cierto tiempo
aparecía en las conversaciones de los grandes
sin embargo nuestro universo
estaba delimitado por ese horizonte naranja y verde
que une lo sólido con lo infinito.
Nos encantaba que el aire fresco
entrara en nosotras y cada tanto
cayéramos rodando sobre el pasto como bichos bolitas
éramos chicas y los eucaliptus parecían
dinosaurios que nos miraban desde el cielo.
Mamá decía que no podíamos
correr así en el bajo, donde vivían los muchachos
pero nosotras salíamos de la mano
despojadas y mullidas a descubrir caminos.
Ahora sueño con hombres que me corren
desnudos por el campo con el sexo pendulando
unos me gritan cosas al oído
mi sangre se dispara y los músculos
hierven para huir. Corro tan rápido que no alcanzo
a rozar el suelo y el corazón
palpita delante
como si se hubiera disparado primero.





*
Lucía Lubarsky
(Río Cuarto -zona rural-, Córdoba, Argentina, 1985)
Reside en Buenos Aires
de La distancia habitable, Pánico el Pánico, Buenos Aires, 2019

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