miércoles, 23 de marzo de 2016

La futilidad de una vida errante

Wislawa Szymborska



La Mujer de Lot




Dicen que miré hacia atrás por curiosidad.
Pero, además de la curiosidad, pude tener otros motivos.
Miré hacia atrás apenada por mi escudilla de plata.
Por descuido, al atarme una sandalia.
Para dejar de ver la nuca justiciera
de mi esposo, Lot.
Por la súbita convicción de que si caía muerta
él ni siquiera se detendría.
Por desobediencia propia de mansos.
Aguzando el oído a las señales de la persecución.
Intrigada por el silencio, con la esperanza de que Dios hubiera cambiado de idea.
Nuestras dos hijas desaparecían ya tras la colina.
Sentí en mí la vejez. Y la distancia.
La futilidad de una vida errante. La somnolencia.
Miré hacia atrás al dejar mi fardo en el suelo.
Miré hacia atrás por temor a dar un paso en falso.
En el sendero surgieron serpientes,
arañas, ratones de campo y crías de buitre.
No eran buenos ni malos, simplemente cuanto vivía
reptaba y saltaba presa del pánico gregario.
Miré hacia atrás por desamparo.
Por vergüenza de escabullirme a hurtadillas.
Por deseo de gritar, de volver.
O después de que se desencadenara el viento,
me alborotara el pelo y me levantara las faldas del vestido.
Tuve la sensación de ser observada desde las murallas de Sodoma
y de ser blanco de burlas y de sonoras carcajadas.
Miré hacia atrás por cólera.
Para regodearme en su destrucción.
Miré hacia atrás por la suma de motivos arriba mencionados.
Miré hacia atrás sin querer.
Un pedrusco se volvió gruñendo debajo de mi pie.
Un abismo me cortó de repente el camino.
Al borde del vacío, un hámster se levantaba sobre sus patas traseras.
Y fue entonces cuando ambos miramos hacia atrás.
No, no. Yo seguí corriendo,
me arrastré y emprendí el vuelo
hasta que del cielo cayeron las tinieblas,
la grava hirviente y los pájaros muertos.
Di vueltas y más vueltas sobre mí misma, sin aliento.
Hubiera pensado, quien verme hubiere podido, que bailaba.
No es imposible que tuviera los ojos abiertos.
Quizá cayera de cara a la ciudad.

domingo, 20 de marzo de 2016

Qué casa primorosa



CASITA DE PAPEL. 

Elsa Bornemann



La casita de los versos
es de papel y chiquita,
pero allí cabe de todo
lo que uno necesita
en sus siete habitaciones
con sus siete ventanitas:
En una hay sueños violetas,
hay en la otra, sonrisas;
en la tercera, un gigante
bien dibujado con tiza
que guarda hermosas palabras
debajo de la camisa...
En la cuarta habitación
un cofre con musiquitas;
en la quinta, dos espejos
para ver cosas bonitas...
(por uno se ven los pájaros
y por el otro, estrellitas...).
En la sexta habitación
cubre paredes y suelo,
un jardín de tulipanes
con césped de terciopelo
y escalera-caracol
para ir a bailar al cielo.
En la séptima hay dos lunas
en el fondo de un baúl:
una huele a azúcar tibia,
la otra a perfume azul...
una usa hebillas de oro,
la otra moños de tul.
¡Ay! ¡Qué casa primorosa,
de papel y tan chiquita!
pero... . ¿han visto?, cabe todo
lo que uno necesita
en sus siete habitaciones
con sus siete ventanitas.


Ilustración . Nerina Canzi http://www.nerinacanzi.com/

domingo, 6 de marzo de 2016

Los castillos que nos sirven de celdas

los tapices del reino

miren lo que ven
he aquí el reino
las praderas agrestes donde habitan las hadas
la abundancia absoluta
la sequía
miren la sombra de la rata
que acorralan los cuervos
y detrás
la corteza imponente
del roble que ha servido
con sonrisas altísimas
a las grandes familias
de la fauna arborícola
mientras alas y garras
diseminan
sus modestas bellotas
ni la cabra más ágil va a trasponer las cercas
de este edén milenario
afuera
en la noche que aúlla muerte y frío
se cuece la existencia
como siempre
aquí el reino
aquí el trono
entre las nubes ángeles
entre las hojas ninfas
entre rocas demonios
que nos vuelven
mutables
aquí el hombre
que cumple su jornada
vital
al llover
tantas joyas se tejen en los aires
como un manto imperial
y cada gota
repite en miniatura
el escenario fugaz
que la circunda
así también nosotros
somos parte del reino
en ese charco abrevan las luciérnagas
en aquellos maderos
dos amantes se enlazan
los panaderos vuelan
sin pensar en el peso del deseo
que les hemos cargado
suplicantes
de cardo a cardo
se trenzan las delicias
y en cada huevo
anida el desamparo
esto dice la lluvia
en aria permanente
miren sus ojos múltiples
desde sus ventanales
alcen la vista al reino
bajen la vista al trono
las enredaderas crecen hacia el sol
y el granizo devasta los sembrados
y el viento del sudeste disemina las tejas
de las casas del pueblo
con la hebra preciosa
de las cifras
los algoritmos mágicos
de la naturaleza
se han urdido las telas
pergaminos
tapices de tapices
cabelleras
florestas
estructuras neurales
en un nudo
que narra
la única aventura
de la hebra
miren lo que ven
no con otra cosa
engalanamos
los castillos
que nos sirven de celdas


Rita Gonzalez Hesaynes

jueves, 3 de marzo de 2016

El amor nos cachea

Flor Piedrabuena en Haikumbia
19 h
el amor tiene
las reglas de la gorra,
nos tiene pillos
y nos cachea
con las manos arriba
de nuestra ropa
nos aprisiona
porque usa en nuesta contra
lo que decimos
no me rescato,
soy pobre y vulnerable
y te entra el miedo
seré culpable
en el delito aprendo a
quererte piola
Emoticono heart

Se alimenta con historias escuchadas en la orilla

EL MONSTRUO DE PUERTO MELENA


PAULA IRUPÉ SALMOIRAGHI



Ahí está la que tiene
los pies agarrados al fondo del río.
Intenta salir a veces y se arrastra
para trepar las barrancas.
Deja tras de sí pequeños montículos
de materia amarronada:
piel, excrementos, sillas rotas,
hojas muertas,
piñas pintadas de dorado,
espinas falsas de rosas de plástico,
abanicos de pinochas, palabras
muertas,
gritos ahogados, sogas, anclas, marineros
de agua dulce, tablones
podridos, tablitas
de asado,
el ruedo
de un vestido blanco.

Nunca logra ir muy lejos.

Pero no le importa. El lecho
del río es enorme y está bien
para ella.
Solamente intenta
salir por curiosidad, le gusta
su condición anfibia
e inexplicable. Se alimenta
con historias escuchadas en la orilla,
cuentos
de sirenas sin cabellera,
madres lloronas y otros
monstruos atormentados.

No despegarse del río no es
del todo malo.
Acarrear
un cuerpo indefinido y múltiple
no es la muerte de nadie.
¿Qué importa que no alcancen las palabras
cuando ninguna
definición lingüística nos conformaría?
¿Qué importa que no haya
retrato posible de nosotras
si nadie creería en nuestra existencia
aunque se le mostraran quinientas
fotos panorámicas?
No está mal la humedad que resuma y rebrota
ni la confusión
de todos los elementos.
Nadie se queja por el pelo sucio
y las uñas
sin pintar.
Y a fin de cuentas:
¿Qué importa que te vayas
si ha quedado tanto tuyo
acá enredado
entre los camalotes?

Siempre habrá quien lance
palitos al agua, botellas con mensajes, mugre,
secretos vergonzosos y ratas muertas.
Siempre habrá un cartel
tembloroso
que advierta a los incautos y nos dé consistencia:
“Aguas peligrosas” y tu miedo
seguro de encontrar
algo algo algo

en el barro.

Entonces abriste las escamas

• LA GRAN FIESTA


ELISA GAGLIANO

.
vimos al agua arrastrar cosas
asomamos la cabeza entre las piernas
del fondo del hueco del mundo
.
crecer
ese fue el error
o confundir al universo con la pena
en vez de construir
el ritmo sencillo
de un corazón que nos sea útil
.
quería escribirte un poema
que cuente sobre el mismo dolor
la misma risa suicida
y amoral
(parece nombre de enredadera o un montón de amor)
palabra filosa la moral
.
inventarte los detalles
del día en que naciste
eras rosado
y no lloraste
alguien dijo tu nombre
entonces
abriste las escamas
.
o pedirte la quietud
para descubrir
en el techo de tu casa
el camino del polvo de ala
el secreto de las polillas urgentes.
.
.
• YA SOS TODOS MIS PAÍSES
.
no parezco feliz
si leo lo que escribo
como los pakis
que venden merca
en el Raval
.
pero es mentira
.
los vi reír
los vi tirar paquetes plateados
al aire como bengalas estrelladas
.
y no vi en ellos creeme
ni un plomo
ni un tercer ojo que los eyecte
al infinito
.
aunque parezcan las sonrisas
un tajo seco de navaja
todos acabamos llorando y cogiendo
sobre el mismo colchón
.
la pena hija
revienta contra un hombre viejo
y lo hace brillar
.
no está mal
que la tristeza ocupe su lugar
o que el amor nos señale
torpe y tembloroso
con la punta de alguno de sus dedos.

martes, 1 de marzo de 2016

Que la serpiente espere bajo su yerbal

Que la serpiente espere bajo
su yerbal
y la escritura
sea de palabras lentas y rápidas, pronta
a morder, tranquilas en la espera,
insomnes,
- por la máscara reconciliar
a la gente con las piedras.



William C. Williams