miércoles, 23 de junio de 2021

Un alud de hijos de piedra, de hijas de agua de hijos de árboles

 

8 poemas de Stella Díaz Varín

DEL ESPACIO HACIA ACÁ, COMO DOS TIEMPOS

La noche,
dislocada como ala de cetáceo herido.
Amortajada siempre que la pupila niegue su orfandad.
Mar ampuloso y de grotesco seno;
cuando la claridad se haga en mí
no necesitaré de vuestra amada boca,
no necesitaré del meloso soliloquio de tu vértigo.

Me tienes, como un pez a su escama
miserablemente uncida a ti,
llevándote como niño caníbal al pecho de su madre.
Y no he de desperdiciar hora, para maldecir
tus pariciones de planetas fosforescentes
que vomitas a mi lado sin ninguna delicadeza…

Olvidada como árbol de desierto,
donde trasplanta el viajero su éxtasis sin experiencia,
feliz de abandonar el barco,
deseando encontrar en la tierra
la veta misteriosa de la felicidad.
¡Navegante audaz,
disociador del mar y de la tierra,
veneno oscuro será tu camino hacia el infinito!

Quién, sino el olvido,
quién sino la medida de una juventud soslayada
viene en mi ayuda ahora.
Ahora que he aprendido a pronunciar palabras
contra Dios y sus signos
y me arrodillo de hipocresía ante los conocidos.
Cuando en ángulo recto junto a una puerta
espero la palabra de bienvenida.
Y sólo escucho dentro, ruidos de vasos
llenos de un vino generoso que jamás probaré…

Hay continentes simples, de un solo país
con ciudades elementales y casas de un piso
donde podría abandonarme,
y a tientas buscar el ocio y sus virtudes.
Pero el recuerdo tan sólo de tan buscado paraje,
me pinta en la cara un gesto de asco.
– Como si penetrara a la habitación del amor
y me encontrara con tres cadáveres
ante una cena inconclusa de ostras descompuestas-.

DOS DE NOVIEMBRE

No quiero
Que mis muertos descansen en paz
Tienen la obligación
De estar presentes
Vivientes en cada flor que me robo
A escondidas
Al filo de la medianoche
Cuando los vivos al borde del insomnio
Juegan a los dados
Y enhebran su amargura.

Los conmino a estar presentes
En cada pensamiento que desvelo

No quiero que los míos
Se me olviden bajo tierra
Los que allí los acostaron
No resolvieron la eternidad

No quiero
Que mis muertos me los hundan
Me los ignoren
Me los hagan olvidar
Aquí o allá
En cualquier hemisferio

Los obligo a mis muertos
En su día
Los descubro, los trasplanto
Los desnudo
Los llevo a la superficie
A flor de tierra
Donde está esperándolos
El nido de la acústica.

VEN DE LA LUZ, HIJO

Que te ciegue la luz, hijo.
Ven de la luz;
Desde donde la pupila sueña
y vuelve atormentada,
como un escombro vivo,
como especie de flor, como pájaro.
Carbón de víscera terrestre,
así como víscera de árbol.

Deja que se ensañe la luz, hijo,
Desciende como los antiguos ángeles,
como los malos discípulos,
ardiendo en su pasión, desheredados.
Así como las fieras, hijo.

Incomprendidas del río, intocadas
absolutas, tristes.
Ese será el día
-presentimiento que no quise,
tú sabes, los conoces-
que tomaré la forma deseada.

Ojo de estiércol, húmedo;
aprisionaré tu llama,
tu superficie extraceleste
tu mirada de centro obscuro,
tu trigal;
la tibia voluntad de tu piel
me ayudará y seremos.

Nunca antes pudimos.
Yo era como esas pequeñas fuentes secas.
Desciende, hijo, de la luz;
avizora el espacio,
avizora el horizonte.
La curva que deja el corazón de un muerto,
la mano que se esconde,
la mano que nadie quiso acariciar.

Seremos.
Tú y yo venidos
irremisiblemente;
unidos como dos tallos jóvenes aún;
Queriendo apenas lo que no se nos dio.
Amando
lo que la luz aconseja:
el vértigo, la hondonada, el silencio.
el color de las piedras;
tantas cosas simples y distintas.
Llegaremos a amar la contextura de Dios
tan difusa;
tan perfecta como tus pequeños ídolos.
La madera de Dios
tan bella y roja
como el corazón de los árboles.
Tan bella y roja
como el corazón del veneno.
Que te ciegue la luz, hijo.
Que te atormente.
Ven de la luz, inúndate;
Ten la luz y desmiente la tiniebla.
Ven, hijo, arrodíllate.
Cree en los amaneceres.
En la luz son más bellos los ojos de Dios.

LA PALABRA

Una sola será mi lucha
Y mi triunfo;
Encontrar la palabra escondida
aquella vez de nuestro pacto secreto
a pocos días de terminar la infancia.
Debes recordar
dónde la guardaste
Debiste pronunciarla siquiera una vez…
Ya la habría encontrado
Pero tienes razón ese era el pacto.
Mira cómo está mi casa, desarmada.
Hoja por hoja mi casa, de pies a cabeza.
Y mi huerto, forado permanente
Y mis libros cómo mi huerto,
Hojeado hasta el deshilache
Sin dar con la palabra.
Se termina la búsqueda y el tiempo.
Vencida y condenada
Por no hallar la palabra que escondiste.

TRASLUZ

Que se me permita mirar por la ventana
Sólo el espinazo de la muerte
A tranco largo
Mirando fijamente
A mis ojos deslucidos

Veo la ausencia
Doblando por la esquina
La miserable luz
De los días empañados.
Muy de tarde en tarde

Algún aprendiz de hombre
Vestido de domingo.

En estas agonías neblinosas
Estoy mirando desde una ventana ajena
Tras la luz de este rincón desconocido
Desde esta ventana hacia ningún paisaje
Hueco sin distancias
Seca pupila donde no resplandece
ni el más leve trino.

BREVE HISTORIA DE MI VIDA

Comando soldados.
Y les he dicho acerca del peligro
de esconder las armas
bajo las ojeras.
Ellos no están de acuerdo.
Y como están todo el tiempo discutiendo
siempre traen perdida la batalla.

Uno ya no puede valerse de nadie.
Yo no puedo estar en todo;
para eso pago cada gota de sangre
que se derrama en el infierno.

En el invierno, debo dedicarme
a oxidar uno que otro sepulcro.
Y en primavera, construyo diques
destinados a los naufragios.

      Así es, en fin…
Las cuatro estaciones del año
no me contemplan, sino trabajando.

      Enhebro agujas
para que las viudas jóvenes
cierren los ojos de sus maridos,
y desperdicio minutos, atisbando
a la entrada de una flor de espliego
de una simple abeja,
para separarla en dos,
y verla desplazarse:
la cabeza hacia el sur
y el abdomen hacia la cordillera.

      Así es
como el día de Pascua de Resurrección
me encuentra fatigada,
y sin la sombra habitual
que nos hace tan humanos
al decir de la gente.

PROMESA

No te preocupes
Querido niño ávido
Tendrás tu perro azul
Te lo prometo
Siempre que lo fabriquen.
Además
Te prometo un puro tiempo
para lanzar anillos de por vida
En la cercana sombra de los parques.

LA CASA

Dejaban mi cabellera colgando desde el tronco de la puerta como trofeo.
Sin precedente en la historia de los indios manantiales,
y una cuenca abierta, para la mirada de los ojos indiscretos
colocada a la acera del abismo…
Y esta era mi morada.

Una víbora, encerrada en la jaula,
destinada a cualquier pájaro,
y una piedra caída temporalmente desde la cima,
una piedra nómade en busca de aventuras
servía de puerta, de mesa de comedor. ..

Qué queréis que se haga con estos materiales.
Nada. Sino escribir poesía melancólica.

Acaso, cuando la noche
se despierte debajo de los murciélagos,
no haya otra cosa sino una sensación,
y a estas vertientes que a uno le aparecen desde el fondo de los ojos.

No haya
sino un alud de hijos de piedra,
de hijas de agua
de hijos de árboles.

Entonces escribiré mi biografía
al uso de los poetas indecisos.
Miraré a través de una llama de cobalto
y distinguiré objetos olvidados;
como cuando dormía adosada a la pared
y todo parecía bello sin serlo.
Tomaré una de mis pequeñas flautas colgantes
y entonaré la canción del amor.

No soy apta para señoritas

 “Soy Teresa Wilms Montt y aunque nací cien años antes que tú, mi vida no fue tan distinta a la tuya. Yo también tuve el privilegio de ser mujer. Es difícil ser mujer en este mundo. Tú lo sabes mejor que nadie. Viví intensamente cada respiro y cada instante de mi vida. Destilé mujer. Trataron de reprimirme, pero no pudieron conmigo.

Cuando me dieron la espalda, yo di la cara.
Cuando me dejaron sola, di compañía.
Cuando quisieron matarme, di vida.
Cuando quisieron encerrarme, busqué libertad.
Cuando me amaban sin amor, yo di más amor.
Cuando trataron de callarme, grité.
Cuando me golpearon, contesté.
Fui crucificada, muerta y sepultada, por mi familia y la sociedad.
Nací cien años antes que tú sin embargo te veo igual a mí.
Soy Teresa Wilms Montt, y no soy apta para señoritas”.


TERESA WILMS MONTT (1893-1921)

jueves, 17 de junio de 2021

Que de entre mis manos

 Devenires


Que de entre mis manos 

se críen raíces de ñocha, kila y pilpil boqui. 

Que de mi ombligo las raíces de hualles, ulmos y laureles tomen fuerzas. 

Sean macetas de manzanos, araucarias y castaños 

con panales mis pezones. 

Que mis pómulos sean semilleros de chilcas, 

copihues y de natres. 

Que de mis brazos crezcan abundantes coligües, radales y melíes. 

Que mis ojos sean guarida de culebras, peces, sapos y lombrices. 

Que mis piernas sean pilares de piedras y tierra firme 

donde corran torrentes de ríos y de mares. 

Que entre mi monte pélvico que es espesura de bosques, 

aniden todos los pájaros del mundo y que no pare el devenir de la existencia. 



Faumelisa Manquepillán Calfuleo, en LY KAN KÜRA ÑI PU RUN DANZA DE LA PIEDRA

Todas íbamos descalzas

 

Los vientos que despiertan

“Lykan küra ñi purrun. Danza de la piedra” en la voz de Faumelisa Manquepillán Calfuleo

Poesía, fotografía, canto y experiencias nos comparte Faumelisa Manquepillán Calfuleo en su segundo libro “Lykan küra ñi purrun. Danza de la piedra”, el que fue presentado por primera vez el 7 de febrero en Panguipulli relanzado el 5 de abril en Lanco. De Presagios, Devenires, Lenguas secretas y otros poemas en registro bilingüe se compone “Likan küra ñi purrun. Danza de la piedra”. Para comprar un ejemplar de esta edición escriba a faumelisa@gmail.com




Foto: Mapuchexpress
En San Cristóbal de las casas, Chiapas, la poeta tsotsil Ruperta Bautista Vásquez dice en su poema Coraje de viento: “Oscurece el instante, se siembra en la cabeza de la casa, se teje arco iris en el patio, desesperados los brazos de árboles.” En el sector de Puquiñe, Lanco, a miles de kilómetros de distancia, Faumelisa Manquepillán también dialoga con los vientos. Su libro está dividido en cuatro: kiñe küruf, epu küruf, küla küruf y meli küruf, los que traen memoria, otoño, cantos y danzas: “El viento les anunció mis olores mortecinos. Los vi inquietos acecharme en las alturas. Sus ojos ubicaron mi dirección precisa, comenzaron la danza circular. Cuatro vueltas…Cuatro más.” (El vuelo).

Bajo la apreciada sombra de los árboles ante el calor del verano, la poeta y educadora tradicional me recibe, aparecen sus trabajos en madera y en piedra, la piedra Lykan, esa que hoy danza a través de sus escrituras. Conversamos sobre este nuevo trabajo, y sobre los inicios de su escritura, señala: “yo escribo desde los siete años, cuando aprendí a escribir y siempre iba guardando mis escritos, muchos perdí… tengo un libro, Sueño de mujer que publiqué el 2000, fue como un sueño de una mujer mapuche pobre, campesina, como la gran mayoría de las mujeres del campo que terminamos sembrando, no es malo hacer eso, pero yo, además de saber sembrar y de hacer una huertas muy ricas, escribía”.

Sobre su actual publicación, Faumelisa nos relata que contiene poemas que guarda desde hace mucho y otros escritos especialmente para armar este libro, señala además: “Este libro tenía que ser con la conciencia de la identidad… Lo que es ir a un guillatun, ser pillankuche; por eso se llama así y esa es la idea del libro, saber quién soy, quiénes somos acá”. Intimidad, identidad, la búsqueda de una genealogía están presentes en este nuevo trabajo en poemas que también son cantos; y también palabras que declaran el dolor de un pueblo, palabras que sienten con el otro y la otra.

“Hoy soñé a la madre de Matías Catrileo a la sombra de la muerte, buscando a su hijo para resucitarlo entre otros miles de cuerpos mutilados. Más allá estaba la madre de Alex Lemún”. De su poema Sueños.
Faumelisa Manquepillán nació en Puquiñe, Chile, en 1960 En el año 2000, publica en edición bilingüe el libro Sueños de mujer. Luego sus poemas aparecen en diversas antologías.Pertenece a la Nación Mapuche. Se autodefine como artesana en piedra, madera y textil, poeta y cantautora. Según cuenta, los Calfuleo desde siempre fueron los ngenpines del territorio, encargados de unir el mundo terrenal con el mundo sagrado. Luego de años de ausencia, por parte de su familia, en los ritos de la cultura mapuche, el arte de Faumelisa vuelve a unir estos dos mundos, ahora a través de su poesía, sus cantos y sus artesanías, todas llenas de símbolos propios de su cultura y de una fuerza única que pareciera que emanara de su propio espíritu. Faumelisa manifiesta : “Como mujer mapuche, busco la palabra y ella viene con el viento, nos buscamos y la encuentro y nos encontramos en los lugares más inesperados. A veces la veo emerger en el caer de una sola hoja en el otoño o en el sonido del agua; hay poesía cuando la brisa juega en el viento, cuando la lluvia cae, cuando pasa una nube, cuando un pájaro vuela fugaz, cuando caminas descalza sobre la tierra recibiendo su energía”.


Amasijo de Espíritus
Yo camino…
Arrastrando formas y miserias
Llevo y traigo costumbres y sabores
Herencias de neuronas y escalones.
Yo camino…
Cargada de legados y de signos
Inmersa de sapiencias y de rasgos
Voy envejecida por el tiempo
Débil y fuerte entre mi todo.
Yo gimo presa del pasado.
Reconociéndome cautiva
De antiguos seres que me atan.
Subo y desciendo
Comienzo y termino
Hasta llegar a las orillas
De las fuentes de saberes
Que me brotan.
Otros me esperan lo se
Otros me buscan
Muchos me habitan ahora
Y me gritan.
Poderosa me genero y me regenero
Guardo en mis células
Mandatos y códigos.
Yo solo camino…
Llena de alegrías
Llena de recuerdos
Llena de deseos
Mísera, pequeña
Débil y frágil fuerte y poderosa.
Una ves visible luego la invisible
Y otra vez soy
Y otra vez no soy.
Dualidad

No…
no me importa amor
que te vistas de rosas de nubes o de plumas
solo se que te amo
que respeto tus ideas y tus formas
que dedico mi pensar a valorarte
que tu dualidad es mía
que mi dualidad te busca
emprendamos juntos el camino
que la vida nos regala
es ahora el momento
juntemos nuestras manos.
Si, ya, yes, amen, may.

Lenguas Secretas

Te acercas viajando entre nubes
Yo te intuyo impaciente y seguro
Te anuncian los treiles de noche
Los guardianes de nuestros senderos
Y esa luna que miras y miro
Mis metawes estan todos llenos
Tan servidos sabrosos y dignos
Nuestra historia vamos construyendo
Que las oscuridades nocturnas
Nos regalen silencios que griten
Y que valla desapareciendo
La distancia entre luces y sombras
Háblame con mil lenguas secretas
Y ábreme muy despacio las puertas
Cuéntame cuanto tiempo a pasado
Desde que te fuiste de mi lado
Abrázame y que el tiempo nos funda
Nos fulmine y nos desaparezca
Que el dolor de la ausencia se vuelva
Miel y sabrosura de avellanas
Cuéntame cuanto tiempo a pasado
Desde que te fuiste de mi lado
Hablemos nuestras lenguas secretas
Y cierra muy despacio las puertas.

El Muerto

Te estás desmenuzando en mi memoria
Ya no recuerdo tus rasgos
Solo me quedan tus feos perfiles
Será que no dijiste nada bello
Y no sembraste ni semillas ni arcoíris.

El Purrun

Todas íbamos descalzas
Danzando bajo el cielo azul
En la trutruca se oía
La voz de los espíritus
Las pifilkas
Con canto de golondrina
Nos conducían al baile ceremonial
Todas purrucabamos todas
La Juana con el gualle purrucaba
Aylen con el canelo
Con el lungue Susana
Con el laurel Herminia
Con ulmo purrucaba Millaray
Fresia con el pellin
Rayen con avellano purrucaba
Maria con arrayan
Con ramo de lahuen la celestina purrucaba
Todas, todas
Rogábamos por buena cosecha
Por salud por miel y buena familia
Por kuyin purrucabamos
Allá en el guillatún
Descalzas todas
Con ykilla y cintas de colores
Plata en nuestros pechos
En nuestras cabezas trarilongkos
Todas danzábamos a Chao Dios
Todas todas todas todas.

viernes, 11 de junio de 2021

Lavaba mis vínculos con los pájaros

 Rito acuático

 Enrique Molina


Bañándome en el río Túmbez un cholo me enseñó a
    lavar la ropa
Más viva que un lagarto su camisa saltaba entre inasibles
    labios susurrantes
y las veloces mujeres de lo líquido
fluyendo por las piernas
con sus inagotables cabelleras bajo las hojas de los
    plátanos
minuciosamente copiados por el sueño
de esa agua cocinada al sol
a través del salvaje corazón de un lugar impregnado
por el espíritu de un río de América —extraña
ceremonia acuática— desnudos el cholo y yo
entre las valvas ardientes del mediodía ¡oh lavanderos
nómades! purificados por el cautiverio
de unas olas
por la implacable luz del mundo.

Lavaba mis vínculos con los pájaros con las estaciones
con los acontecimientos fortuitos de mi existencia
y los ofrecimientos de la locura
                                                Lavaba mi lengua
la sanguijuela de embustes que anida en mi garganta
—espumas indemnes exorcizando un instante todas
    las inmundas alegorías del poder y del oro—
en aquel delirante paraíso del insomnio.
Lavaba mis uñas y mi rostro
y el errante ataúd de la memoria
lleno de fantasías y fracasos y furias amordazadas
                                                    en aguas aguas aguas

tantas dichas perdidas centelleando de nuevo
desde gestos antiguos o soñados
mi vientre y el musgo de mis ingles
lavaba cada sitio de destierro ennegrecido por mi
    aliento cada instante de pasión dejado caer como
    una lámpara
y mis sentidos amenazadores como una navaja asestada
    en la aorta pero por eso mismo más exaltantes
    a cada latido que los disuelve en el viento
por eso mismo más abrasadores a cada pulsación tendida
    como una súplica de anzuelos,
Lavaba mi amor y mi desgracia
tanta avidez sin límites por toda forma y ser
por cada cosa brillando en la sangre inaferrable
por cada cuerpo con el olor de los besos y del verano.
              ¡Dioses!
¡Amor de la corriente con sexos a la deriva entre costas
    que se desplazan!
Dioses feroces e inocentes dioses míos sin más poder que su
    fuga
pájaros en incendio 'cada vez más remotos
mientras retorcía mi camisa
en el gran desvarío de vivir
—¡oh lavador!— tal vez nunca acaso ni siquiera
jamás un instante en el agua del Túmbez.

jueves, 10 de junio de 2021

¿mba’éicha ñahenóita pe ñe’ë porä?

 SUSY DELGADO


Mba’éicha

Ko’águive, opa mba’e ha’etehápe

y kirirï,

¿mba’éicha ñamboherakuaa pe temimbyasy?

Oime kuri ára

ha’e ha’évami

ñande guata tekovére,

ñane maña opa mba’ére,

ñane ñe’ë jepivegua,

ñambo jo’a jo’áva kane’ömeve

ha hetaiteve, tasëmeve.

Ko’a mombyryetéguive,

hetaite mba’e rire,

opa mba’e ojeaho’i rire

guerotï anambusúpe,

¿mba’éicha ñambohérata temimbyasy?

Ko’águive, opa mba’e ha’etehápe

y kirirï,

¿mbaéicha ñambohérata ñe’ë porä?

Oime kuri ára

ha’e oñemohendávami

opa mba’e apytépe,

hory ha oñembyasy ha iróva apytépe,

jepevérö añete

ovy’avévaicha

umi ipahápegua ndive.

Ha katu ko’a mombyryete guive,

¿mba’éicha ñahenóita pe ñe’ë porä?

¿Cómo?

Aquí donde ya todo pareciera

ser agua calma,

¿cómo se nombra la tristeza?

Hubo otro tiempo

en que ella era

el modo de caminar por la vida,

la manera de mirar las cosas,

y era palabra cotidiana,

repetida hasta el cansancio

y más veces aún hasta el llanto.

Aquí desde tan lejos,

después de tantas cosas,

cuando ya todo se ha cubierto

con un grueso manto de pudor,

¿cómo nombrar la tristeza?

Aquí donde ya todo pareciera

ser agua calma,

¿cómo se nombra la poesía?

Hubo otro tiempo

en que ella se acomodaba

en medio de todas las cosas,

las amables, las tristes, las amargas,

aunque, es verdad,

parecía encontrarse más a gusto

con las últimas.

Pero aquí desde tan lejos,

¿cómo llamar a la poesía?

 

Los gramos de desprecio diseñados por asesinos

 

Xochitlájtoli: Ruperta Bautista



Continuamos con la serie Xochitlájtoli, muestra de poesía en lenguas originarias, coordinada por Martín Tonalmeyotl. Ruperta Bautista Vázquez. Es educadora popular, poeta, antropóloga, traductora, dramaturga y actriz maya tsotsil. Nació en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México. Antropóloga por la Universidad Autónoma de Chiapas; Maestra en Educación y Diversidad Cultural. Algunas de sus obras son: Ch’iel k’opojelal ‘Vivencias’ (2003); Xchamel Ch’ul Balamil ‘Eclipse en la madre tierra’ (2008) y Xojobal Jalob te’ ‘Telar Luminario’ (Pluralia Ediciones, 2013). Sus escritos han sido traducidos al inglés, francés, italiano, catalán y portugués. En dramaturgia ha escrito y dirigido varias obras de teatro. Como actriz ha participado en diferentes grupos de teatro como: Media luna y Palenke Rojo.

 

 

Membelil

Xvinaj xa ta sakil sjol ti ech’ xa k’ak’al osile,
xa’ibe sk’ejimol sna’el sjol yon’ton
k’alal sk’ejbe smoton ti ach’jch’iel jkuxlejetike.

Chanav ta sbatel osil k’ak’al ti skuxleje,
yach’ mantal jch’ulme’tik slok’ta komel ta sba ach’ pop:
“Sk’anme xanak’ik ta sbe ach’ich’elik ti yip jol o’tonale”.

Sk’el muel vinajel xchi’uk ti sya kuxul bek’ sate,
sk’ej sba komel ta smuil pom ti yip sate,
ti ch’u k’ope ta xvok’ talel ta yut snuk’.

 

 

Abuela

En sus cabellos descansan los días,
escucha el canto de su recuerdo
mientras guarda regalo de su descendencia.

Su respiración camina por las calles del siglo,
dibuja en nuevo petate joven consejo de luna:
“Sea en sus venas la comunión del corazón y el pensamiento”.

Ojos débiles dirige hacia lo alto,
guardándose en humo de incienso,
en su garganta brotan palabras sagradas.

 

 

Te ta k’ejoj

Te ta o’lol epal me’nal ok’el
xchi’uk sikil svokol skuxlejal ololetik
ta xch’ay batel te ta tsajal vokolal
ti slekil k’ejoj yaxal vinajele.

Sjits’its’et sikil taki j-ilvajinvanejetik,
sikubtasbeik xch’ulel ti ch’ul vitsetike,
smilbeik sk’unil k’op ti ik’e.
Ik’al lajelale slajesbe yip ti jba’i jch’ieleltike.

 

En el canto

Entre multitud de gemidos
y fríos sueños de niños huecos
se confunde con manchas rojas
el canto azul del cielo.

Brisa helada de estáticos hombres,
congelan el espíritu de las montañas,
hiriendo la suave palabra del viento.
Fuego negro apaga los sueños de primogénitos.

 

Sts’umbal ch’ulelaletik

Sluch sts’ibaik k’opetik ti tsebetike,
ti k’opetike te snka’ sba manchuk me x-ech’ ti abile,
oy te xlajik ta sik.
Ti tsebetike slok’taik ti k’opetike
te xcha’kux tal yo’ntonik ta sakubel osil.

Te xanav ta osil balamil ti k’opetike,
yich’ojik batel ta sti’il yeik ti osil k’ak’ale:
Ti yutsil sp’ijil k’opetike
te xpas tal ta sat yeloval antsetik.

 

Descendencia de espíritus

Niñas escriben palabras
pero las palabras duermen en los años,
algunas fallecen de frío.
Pero las niñas dibujan palabras
que despiertan con el amanecer.

En el universo viajan las palabras
llevan en sus labios al tiempo:
la esencia sabia de las palabras
se forma en la faz de las mujeres.

 

 

Milel

Ti bu slajeb yech’omal eile te x-ul batel ti o’e,
xpas ta vokolil ti xi’ele,
xmalavan ti cha’kuxlejale.

Xnoj ta sbonol lajelal ti stenleje,
sesambil ta milel ti smuk’tikil skuxlej ti vitsetike,
yakuxul xa yu’un syajemal xlometik xp’aj yalel.

Te xpamamet yaxal ch’ich’,
a’ kuch yu’un ti lajelal te ta a’maltike.

 

Asesinato

En la silueta de los ecos muere el agua,
el pánico bebe el dolor,
el regreso espera.

Color de funeral baña las praderas,
masacre de gigantes vidas en los cerros,
heridos caen agonizantes.

Sangre verde derramada,
la muerte reina en la selva.

 

 

Ko’oltasel

Umul ye sti’ik, a’ no’ox sk’elojik
yalal ti p’ajele
meltsanbil yu’un jmilvanjetik
ta sa’el mukenal.

Slajesik batel balamil, osil k’ak’al ti jmilvanejtike,
stenik komel yabtejebik li’ ta sba balamil
ta jlikel no’ox ts’akal xa sna’ik nixtok.

Lajik p’ijil jnop kuxlejaletik
net’atik yu’un yabtelik.
Ti sme’nal ok’el me’onetike yakal
xtup’ batel sme’nal svokolik.

Xcha’bioj yabtelik ti jlajesvanejetike
ta yip svokol jsa’ si’etik,
xanavik ta stojol akanik
skuchoj batel ti svokolike.

 

 

Equilibrio

Enmudecidos observan
los gramos de desprecio
diseñados por asesinos
en busca del funeral.

Hombres fugaces masacran días,
abandonan armas en la tierra
y se arrepienten por momentos.

Mueren ingenieros de ideas
en derrumbe de sus construcciones.
Mientras lamentos de huérfanos
sepultan su miseria.

Los destructores vigilan su obra
en sufrimiento de leñadores,
descalzos llevan a sus espaldas
la presencia de la nada.