domingo, 6 de agosto de 2017

Corromper tu tejido regalándote lanas de otros colores

Natalia Leiderman: yo tampoco he sabido rebelarme

A mi abuela paterna
soy parte de la conspiración
que la obliga a bañarse
a comer
a cambiarse la ropa, soy parte
de las ásperas manos que la cuidan
a veces me pongo furiosa
porque no pudieron convencerla
para que salga de la cama
después me acuerdo
que el verbo salir presupone
un territorio del otro lado
pero qué jardín qué patio
qué campo abierto qué cielo
puede haber ahí
para ella.

a veces hay rastros de magia

la abuela hoy duerme como una animal plácido
elongado, y cuando busca algo en la heladera
algo que está muy abajo y al fondo y tiene
que agacharse, me sorprenden su destreza
sus piernas de catorce años
cuando come chocolate, juega
con el tesoro lento en la boca
y la lengua y los ojos le refulgen
teje sin parar, como una autómata,
sus manos moviéndose como dos adolescentes
desveladas, me pregunto
si así como seguirá creciendo su barba
seguirán tejiendo sus manos después de muerta.
ahora empiezo a acordarme

1
tengo doce añosme escapé de la escuela
voy a tu casa porque queda cerca
y me acuesto en el sillón
entre luces  y sombras me despierto
estás dada vuelta
luchando por ponerte un corpiño
de encaje negro
la sensualidad de la prenda
y tu dificultad enorme para ponértela
hay algo que me hipnotiza en esa combinación.

2
tengo seis añosjuego en el jardín de tu casa
lleno baldes de agua helada
y me los tiro encima
después, me preparás un baño caliente
me gusta tanto esta secuencia
que la repetimos
me entreno, aprendo a ser intensa
a soportar el frío
así después se siente más fuerte
el amor.
3
tengo cuatro añosabrazo a la perra Fabiola
abrazo a la perra Fabiola
no sé dónde te fuiste
el abuelo tampoco está
-el abuelo? nunca le dije abuelo-
el señor, se fue de repente
y saliste a buscarlo
la abrazo: es algo áspera
grumosa, está embarrada
pero es buena, se queda.

ante todo
no te culpo
pero por qué entregarte
sin vértigo
al deseo ajeno
dejar tu trabajo y entregarte
a los hijos
dejar alemán porque aprendías rápido
y él no lo soportaba
aceptar en silencio, blanca
una amante
un hijo de otra
otra amante
seguir seguir
como si nada
tiemblo
qué cosas estaré soportando
yo ahora
opacadas bajo el trabajo milimétrico
de la costumbre
qué fuerza ejerce sobre mí el hombre
que amo, para volverme más inútil
sin saberlo
y qué fuerza ejerceré yo, sobre quién
hasta aplastarlo
no te culpo
yo tampoco he sabido rebelarme.
a veces la rebelión consiste  
en corromper tu tejido
regalándote lanas de otros colores
no hay rosa
ni celeste
ni blanco, sabés?
abro el espectro, imagino
otros sueños posibles
para nosotras:
violeta
naranja
azul eléctrico.

tu vestido de novia
me llega revuelto
por un animal antiguo
ahora es mío
me marca las tetas
la cintura
y después cae
es la captura
de nieve cayendo
cayendo
en una cápsula polar
estuve todo el día
mirándome enamorada al espejo
también miré tus fotos
estabas raquítica y adolescente
y el vestido era un trapo
en el que te encorvabas
pasaste vos también los dedos por el tul?
imaginaste nieve?
cristales?
crema porosa y tensa?
te miraste al espejo?
te gustaste?
querías?
me imaginaba ya
que las cosas que me dabas
no eran regalos sencillos
y que este vestido
me daría insomnio
trabajo
el encaje huele a tierra
a sudor
a mínimo perfume
y no sé cuál de esas cosas
me pertenece.

De Stařenka inédito.  

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La señorita Natalia Leiderman nació el 31 de octubre de 1990. Esta talentosa jovencita es fotógrafa y estudiante de Letras en la prestigiosa Universidad de Buenos Aires. Es conocida por su bella labor traduciendo y antologando a la poeta norteamericana Sharon Olds junto a Patricio Foglia. Vertió sus primeros versos en el libro “Animales dorándose al sol” (El ojo del mármol, 2016). Disfruta especialmente del bordado y de las siestas vespertinas.

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