jueves, 25 de julio de 2019

Acercan su oído de arena a los vientos nocturnos

Aprenderás que hay muertos diferentes
Los hay inquietos como luciérnagas ingenuas
despertando a la noche para un juego de luces que sólo existen en su sueño
y son tan inocentes que no debieran haber muerto
Los hay indiferentes como cruces caídas cara al cielo
porque no esperan ya ni el recuerdo que se echa
como un mendrugo al perro deshauciado
Muertos un poco locos de esperanza los muertos
que creen en la palabra que les dieron
y acercan su oído de arena a los vientos nocturnos
esperando escuchar su nombre en boca de otros muertos
Muertos de ceño torvo los muertos acreedores
que no quieren saber que han muerto muerto muerto
y pegan sus manos como estrellas de un hueco mar sobre el pecho del durmiente
y desvían un poco en el reloj del corazón la manecilla
Muertos ya todos polvo Muertos ciegos de muerte
Muertos de sí mismos vaciándose
que están ya más cerca que nadie de la vida
Josefina Plá, “Aprenderás que hay muertos diferentes” (Invención de la muerte, 1965).

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