domingo, 14 de agosto de 2016

Yo hierbo chauchas ballina

Juana Bignozzi



mientras mis colegas escriben los grandes versos de la poesía argentina
yo hiervo chauchas ballina
señora me dijo el verdulero ni anchas ni finas pura manteca
también me dedico a otras alegrías la exposición sobre las guerras de brigadier y su época
ni un alma mirando
afuera la gente pasea al sol en puerto madero
sin saber que en la sala
los mapas las modas las costumbres
la magnífica sangre que pintó bernaldo
podrían explicarles quiénes son
y estamos sólo nosotros
entre ingenuos y esnobs
casi todo me ha sido robado
pero la cocina y sus nobles productos y el viento de tormenta aún sin desatar
entre la brutalidad de las nuevas costumbres sociales
y un cierto exceso de papel impreso
tengo yo también un exceso de propiedad
desde mi ventana
este viento de comienzos de la noche
y la cúpula del congreso
siguen siendo míos
rodeada de creadores que oscilan
entre la jactancia y la humillación
no digo soberbia
porque es un pecado mayor de almas mayores
rodeada de treintañeros que se vuelven cuarentones cincuentones
y se colocan en el umbral técnico de la vejez
suelo creer que me rodea gente a la que alguien contó una historia
en la que no entraba la jerarquía del escenario
la nitidez de la palabra
ni la respuesta a la eterna pregunta
¿quién soy yo en este oficio
y en éste mi espejo?
los grandes poetas escriben sin el corazón
los frívolos sin el alma
los triunfadores narrativos sin el pensamiento
los magísters de jóvenes
los que aspiran al lugar del privilegio
que abandonan los lúcidos sin ideología
y un mínimo grupo de solitarios sin música
con el gran sueño de una clase un líder un país
leo siempre en las poetas invocaciones a la madre
y vengo a excusarme a decirte que aún hoy
ya casi en el final
no sé qué protección esperar más que
los mitos que implacablemente me impusiste
leo en las poetas
madre del horror ampárame en tu mundo sin dolor
pero vos marcabas mi vida para la verdad
el desamparo
y yo sólo puedo disculparme y arrepentirme de no haber caído
por miserable
en todos los abismos que soñabas para mí




De Si alguien tiene que ser después (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2010)

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