jueves, 19 de octubre de 2023

Noches como frutas oscuras

 Circe Maia


En el tiempo

II

Los veranos de años futuros

niebla, humo dorado de mañanas

atardeceres nebulosos, noches

como frutas oscuras

pero de oscuras frutas no nacidas

como cuando están en flor los ciruelos

todavía en flor y el verano lejos.

Tiempo que no ha venido y que quizá ya empieza

a dibujar sus formas, despacio, a delinearse

así, como perfiles en las nubes

como formas de espuma o arena movediza.

Se adivina un silencio latente de rumores

una sombra madre de un chispear de luces

como un agua negra, río subterráneo

subiendo, acercándose a la luz de afuera.

Desde el presente, alzando los ojos a lo lejos

es posible pensar que han levantado el vuelo

y vienen por un aire silencioso, los días

con aletear sin ruido.

Y están después atrás, terriblemente fijos

-palabra dicha, hora vivida, noche muerta-

fijos de una fijeza feroz, y no se puede

no hay nada, no se puede

ni los ángeles pueden

tocar un solo punto del tiempo sumergido.

(de En el tiempo, 1958)

He visto

Policías. Soldados.

Camiones y camiones. O a caballo.

O a pie. Juntos, armados.

Veo tu rostro inquieto, ciudad querida

y en todos lados, miedo.

Planta voraz, trepándose a las casas

subiendo las paredes

devorando, creciendo.

Si te arranca del sueño

puesto delante de una luz- cuchillo:

¿Qué has de sentir? ¿Te taparás los ojos?

¿Sabrás quedarte y resistir?

Prepárate.

El día duro ya está amaneciendo.

(de El puente, 1970)

Voces en el comedor

La puerta quedó abierta

y desde el comedor llegan las voces.

Suben por la escalera

y la casa respira.

Respira la madera de sus pisos

las baldosas, el vidrio en las ventanas.

Y como por descuido se abren otras puertas

como a golpes de viento

y nada impide entonces que se escuchen las voces

desde todos los cuartos.

No importa lo que dicen.

Conversan: se oye una,

después se oye otra.

Son voces juveniles,

claras.

Suben

peldaños de madera

y mientras ellas suenan

-mientras suenen-

Sigue viva la casa.

(de Superficies, 1990)

Doble Imagen

Muchas veces el pensamiento

envidia a la mirada.

A la mirada sin pensamiento

a la pura mirada

Ahí están esos árboles

doblados, invertidos

en el reflejo de la laguna

y no, como otras veces,

con mucha claridad, no, porque el agua

está ligeramente rizada, muy ligeramente.

Entonces

la imagen está un poco

desdibujada

-la imagen inferior, temblando, apenas

un poco menos nítida-

Y es como si expresara alguna cosa

cuyo tema es la otra, sin duda.

Pero ¿Qué cosa?

¿Propone doble mundo?

Pensamiento confuso.

Mirada clara.

(de Lo visible, 1998)





En Circe Maia, Obra poética, Montevideo, Ediciones Biblioteca Nacional- Rebeca Linke Editoras, 2007. Hay una edición argentina de su obra La pesadora de perlasObra poética y conversaciones con María Teresa Andruetto, Coedición Viento de Fondo con Biblioteca Nacional Argentina y Biblioteca Nacional de Uruguay, 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario